Me llevarás, amor, al alarido
de la yedra que canta en la
ventana,
al donaire del silbo y de la grana
me llevarás, amor,
que te lo pido.
Recorrerás el verso guarnecido
de
cadencias y aromas, caravana,
aprenderás la voz de la campana
que
apacienta en su vértice el sonido.
Y encontrarás el ápice
del fuego
que recorre en su ruta la cigarra,
volverás a la
orilla del sosiego
cuando vibre en tu lecho sin amarra
y mi
vena se yerga con el juego
apacible que surge de tu parra.
ETHEL KRAUZE