Allí
donde la prisa anega
pongo tu mano
tu mano que es
bálsamo y alivio
que es brizna de frescor
y al mismo tiempo
es
chispa y es hoguera.
Allí
donde crepita el fuego
donde el
agua fecunda
o la nieve inmoviliza
allí pongo tu mano
que
es ungüento
para todos mis dolores
y es dolor
y es
vacío cuando falta.
Allí en el medio de mi pecho
y en el
vientre
sobre mis ojos
y en el peso de mi espalda
allí
tengo tu mano.
No la quites.
Odette Alonso