A veces te contemplo en una rama,
en una forma, a veces
horrorosa,
en la noche, en el barro, en cualquier cosa,
mi
corazón entero arde en tu llama.
Y sé que el cielo entre tus labios me ama,
que el aire forma
tu perfil de diosa
de oro y de piedra, sola y orgullosa,
que
nadie existirá si no te llama.
Entre tus manos quedaré indefensa,
no viviré si no es para
buscarte
y cruzaré el dolor para adorarte,
pues siempre me darás tu recompensa,
que es mucho más de lo
que te he pedido
y casi todo lo que habré querido.
Silvina Ocampo