A trabajos forzados me condena
mi corazón, del que te di la
llave.
No quiero yo tormento que se acabe,
y de acero reclamo
mi cadena.
Ni concibe mi mente mayor pena
que libertad sin beso que la
trabe,
ni castigo concibe menos grave
que una celda de amor
contigo llena.
No creo en más infierno que tu ausencia.
Paraíso sin ti, yo
lo rechazo.
Que ningún juez declare mi inocencia,
porque, en este proceso a largo plazo
buscaré solamente la
sentencia
a cadena perpetua de tu abrazo.
Antonio Gala