Muchas veces también,
por no
decir que casi todas,
el amor se halla en las cosas más
simples,
un botón desabrochado, un pañuelo
con indicios
de alguien, la adivinanza
de una frase incompleta, o decir dos lo
mismo
cuando no sabíamos qué decir, o un punto de sal
en la
piel, o una raya
de plomo en una pierna. Todo aquello
que no
esperábamos del amor, y que viene de él.
Entonces,
alargamos
las manos, palpamos el objeto
deseado, nos lo quedamos, y no
queremos
otro reino.
MÁRIUS SAMPERE