Fue breve aquella noche. Fue breve, pero bella.
Poca cosa es el
tiempo, que es también poca cosa,
porque nadie ha sabido lo que
dura una estrella
aunque todos sepamos lo que dura una
cosa.
Nuestro amor de una noche fue un gran amor pequeño
que
rodó por la sombra como un dado sin suerte,
pero nadie ha sabido
lo que dura un ensueño
aunque todos sepamos lo que dura la
muerte.
Una noche es eterna para el que no la olvida,
y el
tiempo nada importa para el sueño y la flor,
y, como nadie sabe
lo que dura la vida,
nadie sabe tampoco lo que dura el amor.
José Ángel Buesa