Sí, besarte es soñar. Y acariciarte,
rozar, sorber el cielo
más hermoso.
Pero si el tiempo puede, al arrancarte
tu
belleza, tornar en doloroso
recuerdo aquel mirar enajenado,
aquel
beso ardentísimo, aquel fuego,
volcán de amor, y aquel dulce
sosiego
que sigue al jadear ebrio y callado,
¿Cómo sentir ligera, alada, pura
la dicha del amor, si está
ya herida
por el mal que vendrá, nube de muerte,
tiempo ya gris que empaña la hermosura
cuando empieza a dar
fruto, y más erguida
arde su luz, y duele más perderte?
José Luis Cano