"...amo una maravillosa estatua mutilada; un texto no terminado, un fragmento de cielo inscrito en la ventana de la vida". Julio Cortázar
miércoles, 30 de enero de 2013
A la misteriosa
Tanto he soñado contigo que pierdes tu realidad.
¿Habrá tiempo para alcanzar ese cuerpo vivo
y besar sobre esa boca
el nacimiento de la voz que quiero?
Tanto he soñado contigo,
que mis brazos habituados a cruzarse
sobre mi pecho, abrazan tu sombra,
y tal vez ya no sepan adaptarse
al contorno de tu cuerpo.
Tanto he soñado contigo,
que seguramente ya no podré despertar.
Duermo de pie,
con mi pobre cuerpo ofrecido
a todas las apariencias
de la vida y del amor, y tú, eres la única
que cuenta ahora para mí.
Más difícil me resultará tocar tu frente
y tus labios, que los primeros labios
y la primera frente que encuentre.
Y frente a la existencia real
de aquello que me obsesiona
desde hace días y años
seguramente me transformaré en sombra.
Tanto he soñado contigo,
tanto he hablado y caminado, que me tendí al lado
de tu sombra y de tu fantasma,
y por lo tanto,
ya no me queda sino ser fantasma
entre los fantasmas y cien veces más sombra
que la sombra que siempre pasea alegremente
por el cuadrante solar de tu vida.
Robert Desnos
lunes, 28 de enero de 2013
Recuerdas la ciudad
Recuerdas la ciudad
cuando incendiábamos la arena a besos
y yo era huérfana de tus manos
gritando más y más fuego
para olvidar el tiempo marchito
y tú ofrecías toda la leña de tu cuerpo
por el frío invierno que nos había confundido...
Creíamos que no era posible tanto fuego
y aquella noche yo descubrí el Universo
en tus ojos, habitaban dos estrellas, dos estrellas.
Recuerdas que sembramos estrellas en las playas
en los barrancos, en los palmerales
y que decidiste ser el jardinero fiel de Gaia
y yo prometí aprender el nombre de todas las Galaxias
el nombre de todas las flores para regalártelas.
Recuerdas que el tiempo intentó separarnos
pero tú eres invencible, eres el trigo maduro,
la paz en mis calles, eres la tierra prometida...
Marisa León
cuando incendiábamos la arena a besos
y yo era huérfana de tus manos
gritando más y más fuego
para olvidar el tiempo marchito
y tú ofrecías toda la leña de tu cuerpo
por el frío invierno que nos había confundido...
Creíamos que no era posible tanto fuego
y aquella noche yo descubrí el Universo
en tus ojos, habitaban dos estrellas, dos estrellas.
Recuerdas que sembramos estrellas en las playas
en los barrancos, en los palmerales
y que decidiste ser el jardinero fiel de Gaia
y yo prometí aprender el nombre de todas las Galaxias
el nombre de todas las flores para regalártelas.
Recuerdas que el tiempo intentó separarnos
pero tú eres invencible, eres el trigo maduro,
la paz en mis calles, eres la tierra prometida...
Marisa León
sábado, 26 de enero de 2013
Cada mañana
Cada mañana el mismo
asombro, siempre nuevo:
el ver lo natural
que es para ti tu cuerpo.
Consabidas minucias
del rito del aseo,
que imperceptiblemente
elevas al misterio.
Desde mis ajimeces
vigilo tus linderos:
revuelas como un ángel
sobre tus mismos pechos.
Tu humedad se disputan
la juncia y el espliego.
¡Ay, frescura de aljibe
y calor de sesteo!.
En mis blandas murallas
aprisionado, veo
el hábito sencillo
que tienes de tu cuerpo.
Resuelves la materia
en puro movimiento;
cada escorzo insinúa
un ritmo en el espejo.
El repetido aire
que modela tus gestos,
es en ti cristalino
pero en mí es espeso.
De tu cuello desnudo
nace un hondo venero;
de tus brazos en alto,
la mimbre de tu pelo.
Al alba, cuando mido
tu distancia, no entiendo
la natural costumbre
que es para ti tu cuerpo.
RAFAEL GUILLÉN
asombro, siempre nuevo:
el ver lo natural
que es para ti tu cuerpo.
Consabidas minucias
del rito del aseo,
que imperceptiblemente
elevas al misterio.
Desde mis ajimeces
vigilo tus linderos:
revuelas como un ángel
sobre tus mismos pechos.
Tu humedad se disputan
la juncia y el espliego.
¡Ay, frescura de aljibe
y calor de sesteo!.
En mis blandas murallas
aprisionado, veo
el hábito sencillo
que tienes de tu cuerpo.
Resuelves la materia
en puro movimiento;
cada escorzo insinúa
un ritmo en el espejo.
El repetido aire
que modela tus gestos,
es en ti cristalino
pero en mí es espeso.
De tu cuello desnudo
nace un hondo venero;
de tus brazos en alto,
la mimbre de tu pelo.
Al alba, cuando mido
tu distancia, no entiendo
la natural costumbre
que es para ti tu cuerpo.
RAFAEL GUILLÉN
jueves, 24 de enero de 2013
En medio de a noche
En medio de la noche
te desvelas
y adivinas mi rostro dormido.
Apoyas tu boca sobre mi frente,
dejas, como al descuido,
tu mano sobre mi pecho,
hasta que nuestros latidos se acompasan.
En medio de la noche,
hostil y oscura,
me guardas,
estremeciéndote a cada
movimiento que hago,
hasta que, femenina y desvalida,
te quedas soñando
como un ángel cansado.
Por la mañana
tengo una alegría que me vive
todo el día, que me asiste
todo el día, sin saber
a qué se debe,
por qué nace.
JOSÉ BATLLO
martes, 22 de enero de 2013
Juego
Puedes jugar con su cuerpo,
que es joven y ríe, y quiere
el juego, y no se ha saciado de él.
¿Crees todavía que en ti hay vicio?
Muestra tu vicio. Date
entero. Si lo amas,
no ahogues ese temblor:
la curiosidad del cuerpo, que tú
hace demasiado tiempo que llamas deseo.
Gabriel Ferrater
que es joven y ríe, y quiere
el juego, y no se ha saciado de él.
¿Crees todavía que en ti hay vicio?
Muestra tu vicio. Date
entero. Si lo amas,
no ahogues ese temblor:
la curiosidad del cuerpo, que tú
hace demasiado tiempo que llamas deseo.
Gabriel Ferrater
domingo, 20 de enero de 2013
Invocación
Ven, intacta y coqueta epifanía,
confortando mi amor que hoy está yerto
a calentar mi tálamo desierto,
mi tálamo bohemio que se enfría.
Abrígame en tu cuerpo, amada mía.
Arrópame en halagos, si despierto
de la mañana al resplandor incierto,
que sorprende velando mi agonía.
Empalaga mis labios con las mieles,
olorosas a mirtos y a claveles,
que en tu boca chorrea el entusiasmo;
y fundiendo pesares y dolores
en una libre conjunción de amores
gocemos del placer en el espasmo.
JOSÉ MARÍA FACHA
confortando mi amor que hoy está yerto
a calentar mi tálamo desierto,
mi tálamo bohemio que se enfría.
Abrígame en tu cuerpo, amada mía.
Arrópame en halagos, si despierto
de la mañana al resplandor incierto,
que sorprende velando mi agonía.
Empalaga mis labios con las mieles,
olorosas a mirtos y a claveles,
que en tu boca chorrea el entusiasmo;
y fundiendo pesares y dolores
en una libre conjunción de amores
gocemos del placer en el espasmo.
JOSÉ MARÍA FACHA
viernes, 18 de enero de 2013
Presencia de tu ser
¡Que yo te cante, Amor,
con júbilo!
Júbilo de tus pétalos
anudados al llanto y a la risa,
de tus nubes sin grises,
de tu cielo, zafiro puro y amplio,
de tu rio sin juncos, blanda arena
para el juego divino de la carne.
¡Amor, amor y fuego, viva llama
que se duerme en mi celda laberinto
y hasta el alma me enciende!
Amado: están mis labios
abiertos como curva de esperanza
a la puerta del beso.
De tu beso sin sombras, hondo, agudo,
flecha que hiere el pecho -estrella filo-
de cielo nácar y de oscuro mar.
Abre tu vida al tiempo de mi vida:
esencia y ser, Amor, punto sin nombre,
sensación y misterio de tu fuerza,
dentro de mi, tan diáfana y brillante.
Corre en mis venas sangre de tus ríos
jugueteando su espuma
entre el cuerpo de dos -¡Negra es la noche
y cobija mejor el alma toda!-
Duerme tu posesión, mi dulce amado,
suena tu sueño corto y estival,
tu castillo de luna,
tu isla verde en el mar, más verde que tu isla:
herido por la sed -¡Qué espera larga!-
es mi cuerpo desnudo
arco iris y oasis.
¡Ah, mi vida sin ángulos, perfume
para ti, libre pájaro en el aire!
Stella Sierra
con júbilo!
Júbilo de tus pétalos
anudados al llanto y a la risa,
de tus nubes sin grises,
de tu cielo, zafiro puro y amplio,
de tu rio sin juncos, blanda arena
para el juego divino de la carne.
¡Amor, amor y fuego, viva llama
que se duerme en mi celda laberinto
y hasta el alma me enciende!
Amado: están mis labios
abiertos como curva de esperanza
a la puerta del beso.
De tu beso sin sombras, hondo, agudo,
flecha que hiere el pecho -estrella filo-
de cielo nácar y de oscuro mar.
Abre tu vida al tiempo de mi vida:
esencia y ser, Amor, punto sin nombre,
sensación y misterio de tu fuerza,
dentro de mi, tan diáfana y brillante.
Corre en mis venas sangre de tus ríos
jugueteando su espuma
entre el cuerpo de dos -¡Negra es la noche
y cobija mejor el alma toda!-
Duerme tu posesión, mi dulce amado,
suena tu sueño corto y estival,
tu castillo de luna,
tu isla verde en el mar, más verde que tu isla:
herido por la sed -¡Qué espera larga!-
es mi cuerpo desnudo
arco iris y oasis.
¡Ah, mi vida sin ángulos, perfume
para ti, libre pájaro en el aire!
Stella Sierra
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