A tu orilla he venido. Tengo un otoño, un pájaro
y una voz
desusada. Tú me esperas: un río,
una pasión y un fruto. Y
tiene nuestro encuentro
el vuelo, la corriente, seguros,
proclamados.
He venido a tu orilla con los brazos tendidos
y ahora ya soy
la hierba que no termina nunca,
el barro donde el agua sujeta sus
mensajes
y la cuna del cauce para mecer tu sueño.
Dime si estoy pendiente de mi diario trabajo,
si basta a tus
oídos mi tristísimo verso
o si a mi sombra vive mejor mayo tu
carne.
De tu orilla me iría si ahora me dijeras
que te amo solamente
como los hombres aman
o que mi voz te suena como todas las voces.
José García Nieto