martes, 30 de diciembre de 2014

La torre



Hagamos una torre de minutos,
apilemos los ratos que hemos podido vernos,
hablarnos, sonreírnos, hacernos el amor, acariciarnos
hasta el fondo del alma.
Vamos a amontonar con cuidado infinito,
para que no se caigan,
esos segundos de alegría limpia
que nos dieron la paz y las lágrimas dulces.
Construyamos un frágil rascacielos
que centellee al sol y resista las lluvias.
La torre alcanzará las nubes.
Pero nunca alzaremos a su lado otra torre
con todos los minutos que no estuvimos juntos,
con los días perdidos más allá de los mares
y las noches pasadas abrazando otros cuerpos.
Sería insoportable contemplar esa torre.
Daría varias veces la vuelta al universo. 
Amalia Bautista


















domingo, 28 de diciembre de 2014

ataría mis manos



ataría mis manos
a tu tobillo
hasta que me dijeras,
harto,
de una vez quién soy,
de dónde he sacado
las cuerdas
y de qué libro robé
el tú con el que hablo,
el tú que amo

y su pierna.

Vanesa Pérez-Sauquillo


viernes, 26 de diciembre de 2014

No te encomiendes a mi imaginación


No te encomiendes a mi imaginación,
no te confíes, yo no te conservo,
no te voy a guardar para el invierno,
yo te abro y te como de un bocado.

Patrizia Cavalli

miércoles, 24 de diciembre de 2014

A veces, todo lo que uno busca

A veces, todo lo que uno busca
cabe en un solo cuerpo.
Cada sentido cobra su sentido.
Cada extremo halla el fin.
Y aunque todo parece que se rompe,
uno es más fuerte de lo que pensaba.
Y uno descubre.
Y uno sabe que a lo lejos no hay tierra
pero ya nada importa.


VANESA PÉREZ-SAUQUILLO

sábado, 18 de octubre de 2014

Un hombre con su amor

Si todo fuera dicho
Y entre tú y yo la cuenta
Se saldara, aún tendría
Con tu cuerpo una deuda.

Pues ¿quién pondría precio
A esta paz, olvidado
En ti, que al fin conocen
Mis labios por tus labios?

En tregua con la vida,
No saber, querer nada,
Ni esperar: tu presencia
Y mi amor. Eso basta.

Tú y mi amor, mientras miro
Dormir tu cuerpo cuando
Amanece. Así mira
Un dios lo que ha creado.

Mas mi amor nada puede
Sin que tu cuerpo acceda:
Él sólo informa un mito
En tu hermosa materia.
Luis Cernuda

jueves, 16 de octubre de 2014

Pregunta más allá


¿Por qué pregunto dónde estás,
si no estoy ciego.
si tú no estás ausente?
Si te veo
ir y venir,
a ti, a tu cuerpo alto
que se termina en voz,
como en humo la llama,
en el aire, impalpable.

Y te pregunto, sí,
y te pregunto de qué eres,
de quién;
y abres los brazos
y me enseñas
la alta imagen de ti
y me dices que mía.
Y te pregunto, siempre.

Pedro Salinas

martes, 14 de octubre de 2014

Strip-tease


Quítate el sombrero
si lo tienes
quítate el pelo
que te abandona
quítate la piel
las tripas los ojos
y ponte un alma
si la encuentras

Blanca Varela


domingo, 12 de octubre de 2014

Juego amoroso



Las manos a la altura del aire
a dos o tres centímetros del vacío
no se mirará nada preciso
la polvareda que pasa
el inesperado cortejo de plumas
arrancadas al vuelo
la nubecilla rosada y tonta
que ya no es
el cierraojos y el ábrelos
en la breve opacidad
de una luz que no se ve
y el sueño pies de goma
y azules y brillantes
las estrellas
rientes
párpado sobre párpado
labio contra labio
piel demorada sobre otra
llagada y reluciente
hogueras
eso haremos a solas

Blanca Varela


martes, 22 de julio de 2014

Donde sólo se habla del amor



A los hombres, a las mujeres
que aguardan vivir sin soledad,
al espeso camaleón callado como el agua,
al aire arisco (es el aire un pájaro atrapado),
a los que duermen mientras sostengo mi vigilia,
a la mujer sentada en la plaza vendiendo su silencio.
En fin, diciendo ciertas cosas reales
en una lengua unánime, amorosa;
a los niños que sueñan en las frutas
y a los que cantan canciones sin palabras en las noches
compartiendo la muerte con la muerte,
los invito a la vida
como un muchacho que ofrece una manzana,
me doy fuego
para que pasen bien estos días de invierno.
Porque una mujer se acuesta a mi lado
y amo al mundo.

Juan Bañuelos

domingo, 20 de julio de 2014

Pecado genial


Te besara
recorriera y lamiera
de punta a punta a flor de piel
te habitara y mordiera
feroz humanamente loco
en la más alta sima
de tu cadera alpina
quemándome de tanta inmensidad
de insaciable lascivia
con los dientes amándote
sacándote la música del cuerpo
alaridos y llamas
reventando tus cuerdas
desnudándote más
hasta dar con tu cuerpo
el más oscuro y puro
parirte un sol adentro
mi pecado genial

Alfonso Quijada Urías


viernes, 18 de julio de 2014

Lo que yo más amo


Tendí las arenas en tu playa
para que por tus venas pasaran mis misterios.

Tendí en mi cama
las sábanas
para escuchar el ritmo de tu cuerpo.

Tendieron las velas los barcos solitarios
se estrellaron las olas en su cansancio

Y cuando nieva
el río se silencia y vuelve escarcha

Mientras tanto
adentro mío tu mirada vive, muy intensa,
amorosa y cada vez más pura, la beso y me despiertas.

Marta Zabaleta

miércoles, 16 de julio de 2014

Estoy implicado en algo (III)




Son malos tiempos para la ternura.
Olvida el absurdo vaivén del día y de la noche.
Quédate junto a mí. No tengas miedo.
Sabrás que, al fin, no hay nada misterioso,
cómo y dónde se inicia, tras el maquillaje,
ese monólogo de sombras que llamamos poema.
Yo, que tanto he escrito sobre lo que ignoro,
ya no pretendo comprender. Escúchame,
vivir consiste en enterrar la muerte,
y esas viejas historias, como dijo el anciano,
se parecen tanto todas entre sí.
Tú, viejo profesor, que nada tienes salvo tu deseo,
deja el terror a un lado. Nadie mira.
El mundo es algo ajeno, aunque tu vida esté
sola y desnuda en los escaparates.
Nada de lo que digan eres tú. Ven conmigo.
Andemos juntos esta madrugada.
No hay lugares inhóspitos. El cielo
tan sólo cambia de color, y es dulce, y nos cobija,
y hay tantas nuevas cosas que aprender.  

Jenaro Talens

lunes, 14 de julio de 2014

Desvelado amor


Cayó desnuda, virgen, la palabra;
cayó la virgen desnudada
bajo mi cuerpo, trémulo latir
que hoy apenas si me pertenece
y me embriaga con cálido rumor,
rodea mi epidermis,
se introduce letal bajo mi lengua,
y mis párpados no lo miran
pero lo sienten desalado,
desolado que busca entre la noche
la amarga conjunción
de dos manos eternamente unidas
en el estrecho abrazo de la muerte.

Calló la voz. Mudos los labios
ciñéronse a la sombra
incendiando el incienso  de su caída flor;
tan quietos como el sueño que también esperaban
con ansiedad de ciego sobre el tacto;
descansando angustiosos como el árbol sin fruto
bajo la primavera. Y mi cuerpo cayó
a un desesperado cuerpo,
y desde entonces siente
cómo crecen sus nervios en una dura ruina
hecha de sombra y voz estremecidas
por el vivo temor de estrecharse a la noche,
como el mar a las aguas que lo nutren
o la voz a los labios, fuente muda;
y en la quietud nacida
de este limpio silencio que por mi cuerpo corre,
destrozados los labios, la voz y la palabra,
anclado entre mí mismo,
el fuego de mi tacto se adormece
en esta soledad bajo la flor del sueño.

Alí Chumacero

sábado, 12 de julio de 2014

Amor es mar



Llegas, amor, cuando la vida ya nada me ofrecía
sino un duro sabor de lenta consunción
y un saberse dolor desamparado,
casi ceniza de tinieblas;
llega tu voz a destrozar la noche
y asciendes por mi cuerpo
como el cálido pulso hacia el latir postrero
de quien a solas sabe
que un abismo de duelo lo sostiene.
Nada había sin ti,
ni un sueño transformado en vida,
ni la certeza que nos precipita
hasta el total saberse consumido;
sólo un pavor entre mi noche
levantando su voz de precipicio;
era una sombra que se destrozaba,
incierta en húmedas tinieblas
y engañosas palabras destruidas,
trocadas en blasfemias que a los ojos
ni luz ni sombra daban:
era el temor a ser sólo una lágrima.
Mas el mundo renace al encontrarte,
y la luz es de nuevo
ascendiendo hacia el aire
la tersa calidez de sus alientos
lentamente erigidos;
brotan de fuerza y cólera
y de un aroma suave como espuma,
tal un leve recuerdo
que de pronto se hiciera un muro de dureza
o manantial de sombra.
Y en ti mi corazón no tiene forma
ni es un círculo en paz con su tristeza,
sino un pequeño fuego,
el grito que florece en medio de los labios
y torna a ser el fin
un sencillo reflejo de tu cuerpo,
el cristal que a tu imagen desafía,
el sueño que en tu sombra se aniquila.
Olas de luz tu voz, tu aliento y tu mirada
en la dolida playa de mi cuerpo;
olas que en mí desnúdanse como alas,
hechas rumor de espuma, oscuridad, aroma tierno,
cuando al sentirme junto a tu desnudo
se ilumina la forma de mi cuerpo.

Un mar de sombra eres, y entre tu sal oscura
hay un mundo de luz amanecido.

Alí Chumacero

jueves, 10 de julio de 2014

Soy un racimo de uvas

 Soy un racimo de uvas
y aguanto como puedo
este oleaje creciente de su boca
aguijoneándome al sol.

Hasta que estallo.  

Almudena Guzmán

martes, 8 de julio de 2014

Si todo esto cambiase

Si todo esto cambiase,
si me dijera usted, de pronto, que me ama,
yo ni me detendría para hacer la maleta.

Huiría luchando contra el miedo a la costumbre
de su cuerpo.

Almudena Guzmán

domingo, 6 de julio de 2014

Exquisita prudencia


Exquisita prudencia la de mi boca y la suya
por ese dedo abeja que libó entre murmullos y distensiones
golosas,
las sucesivas floraciones de mi anémona nocturna.  

Almudena Guzmán

viernes, 4 de julio de 2014

Esto ya va mejor

Esto ya va mejor.
Ya no le tengo miedo.

Y me complace que usted,
como quien no quiere la cosa,
haya fijado el barniz de sus ojos en mis piernas.

Almudena Guzmán

miércoles, 2 de julio de 2014

Autobiografía

Esa mujer que ves ahí
no tiene nada.
Sus manos no saben de anillos
pero anidan mariposas,
no tiene más adorno sobre su pecho
que dos enhiestas esmeraldas,
ni más vestido que la cubra
que las huellas que un amante le dejara.
Esa mujer que ves ahí
anda desde siempre pie descalza
y no tiene pasaporte,
ni cédula, ni esperanza,
pero le sobran caminos,
tierras profundas y lejanas,
y aunque no tiene nombre
los pájaros la llaman.
Esa mujer que ves ahí
no tiene casa...
y para cama le basta una sonrisa,
se asoma al mundo
por su única ventana
que le confirma que está viva.
Esa mujer que ves ahí
no tiene nada,
más que un gran amor en la distancia
por el que le brotan mil luceros en el vientre,
por el que se viste de luz,
por el que calla,
por el que las nubes se le incendian,
por el que las noches no se acaban.
Esa mujer que ves ahí
a veces ni siquiera sabe si en verdad existe
y entonces se convierte en frágil hierba,
o en ráfaga de viento que asustada
corre a refugiarse en tu palabra.

Aída Elena Párrga

lunes, 30 de junio de 2014

En la mañana del mundo

Apenas la caricia de tu mano.
Mi piel es de cristal cuando me tocas.
¿Qué apaciguada luz, qué temblor hecho brasa
se deslíe en mis ojos si me miras?
¿Dónde hiere tu risa y por qué hiere
si con ella me abres la mañana del mundo?
Tu existir me hace un dios y tú me creas.
No hay mayor claridad ni otro misterio.


Abelardo Linares

sábado, 28 de junio de 2014

El fuego y sus misterios

Yo conocí el secreto del fuego
mucho antes que el primer
bosque se incendiara.
Antes aún de aquella hoguera,
antes de la llama.
Como todos los hallazgos
fue accidente,
tropezar con la chispa en tu palabra,
y después, ¿qué remedio?:
encenderme
con el roce casual de tu mirada.

Aída Elena Párraga

jueves, 26 de junio de 2014

Trasmundo



Más allá del deseo y su luz torpe,
más allá de la risa, al otro lado
de ese instante sin tiempo o la nostalgia,
lejos de la razón, de la locura,
más allá de mí mismo, de la vida,
tan inútil, tan vieja conocida,
más allá de estos sueños, de esta muerte:
tras de la sombra en llamas de tus ojos.


Abelardo Linares

martes, 24 de junio de 2014

Margarita te quiero contar un cuento

Estoy a punto de caer
en el pozo avellana
de tus ojos...
Me aferro a mis razones,
a las pocas raíces que la vida
me ha ido creciendo en el alma...
Pero me empujan las estrellas
que te brillan en el fondo
y, como otra Margarita traviesa,
me inclino desde el borde de tus labios
tratando de atraparlas.
Entonces me resbalo,
me resbalo,
me resbalo,
caigo sin voluntad en tu deseo...
Aquí no hay elefantes
ni dos ni cuatrocientos,
aquí
las plumas de tus manos,
aquí
mi piel vistiéndose de versos.

Aída Elena Párraga

domingo, 22 de junio de 2014

San Telmo

Todos los días
prendida de tu sombra
como rayo de sol buscando abrigo,
prendida por tu piel
que me hace hoguera,
prendida de tu olor y tu mirada.
Como río buscando cauce
entre tus manos,
prendida voy de tus deseos.
Prendida como estrella reflejándote,
como brasa en la noche
de la tierra,
como luciérnaga con verdes hipos de luz...
Todos los días a tu vera.
Todos los días húmeda en tus ecos,
como playa acariciada por tu lengua,
como nube preñada de cristales
esperando tu voz que la libera.
Todos los días,
esta piel que te reclama,
prendida de la punta de tus dedos
como carnales fuegos de San Telmo
denunciando el incendio de dos cuerpos.

Aída Elena Párraga

viernes, 20 de junio de 2014

Quiero


Quiero el consuelo de tu carne
un beso de amor anhelo de tus labios
una palabra minúscula
que se abrace a las sombras
en el libérame del ensueño
anhelo el yo de las tardes
que se abrazan en tus ojos
quiero tus dedos salados
en esta ausencia flotante
donde los arboles de siempre
se divinizan en el minúsculo tatuaje
de tu sombra que palpita
gozosa en mis brazos
en este simulacro de oraciones
donde tu parecido y el mío
llenan de tibieza el arcén del crepúsculo
luego existimos entre la realidad
y la prueba humedecida de tus ojos.  

Abel Sandoval Ormeno

miércoles, 18 de junio de 2014

Tu espalda

es la tabla de mi único
mandamiento,
la arena en que se hunden
mis manos saladas de deseo,
la tierra que espera
mis arados
y que le llueve a mi semilla.
El calendario de amor
en el que marco mis orgasmos,
la cartilla
en que aprendí a leerte,
mi único recuerdo en las mañanas,
mi más firme asidero del presente.

                                                                     Aída Elena Párraga

jueves, 17 de abril de 2014

Inmóvil en la luz, pero danzante



Inmóvil en la luz, pero danzante,
tu movimiento a la quietud se cría
en la cima del vértigo se alía
deteniendo, no al vuelo, sí al instante.
Luz que no se derrama, ya diamante,
detenido esplendor del mediodía,
sol que no se consume ni se enfría
de cenizas y fuego equidistante.
Espada, llama, incendio cincelado,
que ni mi sed aviva ni la mata,
absorta luz, lucero ensimismado:
tu cuerpo de sí mismo se desata
y cae y se dispersa tu blancura
y vuelves a ser agua y tierra oscura.

Octavio Paz

martes, 15 de abril de 2014

SI ALGUNA VEZ TE MIRO



Si alguna vez te miro
a punto de escribirte algún poema
-aunque luego no salga-,
me dices extrañada : Y tú, ¿qué miras?
Te miro a ti y es más, te veo
emerger de una niebla, o más sencillo
y ahora claramente : estando donde estás,
justo a mi lado.
Es otra la pregunta que me asalta
entre tanta certeza :
¿quién no te mira así, cómo es posible
que solo lo haga a veces, nunca siempre?

ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ

domingo, 13 de abril de 2014

Mi pensamiento ha creado


Mi pensamiento ha creado
otra forma de pensar para pensarte.
La ha creado en mí,
como si una sombra se inventara otro cuerpo.

Y ahora encuentro contactos
de suavidad creciente
entre mis pensamientos,
que antes no se tocaban.

Ahora encuentro
que mi pensar es casi como un cuerpo.


ROBERTO JUARROZ

viernes, 11 de abril de 2014

Kasida y Rondó


Las ciudades sin ti no las recuerdo
Son las flores cerradas del mundo
Las ciudades sin ti no tienen nombre
Las ciudades sin ti no las recuerdo
La noche solitaria que parece
Tan solo una tiniebla vagabunda
La noche en que no estás tiembla mi noche
Si el vacío me mira con tus ojos
Vale más el vacío que la vida
Si me mira el vacío con tus ojos
La noche en soledad corrompe sueños
La noche en que no estás tiembla mi noche.

Felipe Benítez Reyes

miércoles, 9 de abril de 2014

Tiembla el deseo


Tiembla el deseo
cuando tu boca
desprende tu respiración
junto a mi cuello.
Tus dedos impacientes,
van resbalando
por la tela de mi piel,
surcando todos los senderos
de las horas.
Un cúmulo de sensaciones
se aloja entre las piernas,
siendo la intimidad cálida
y ardiente para que sucedas
y en nuestro gemido
se despierten los instintos
más primitivos.

Blanca Vicario



lunes, 7 de abril de 2014

Puedo aplacar tus aguas turbulentas


Puedo aplacar tus aguas turbulentas
y descargar tu furia en mi cadera.
Puedo frenar el viento que te agita
y atarlo a mi cintura cuando quiera.
Puedo llenar tu boca de palabras
y con mis besos puedo enmudecerla.
Invadirte, ocuparte, capturarte.
Puedo irrumpir en vos de mil maneras.
Soy el agua que brota arrebatada,
soy la brasa que no sabés que aún quema.
Puedo beberme íntegra tu alma.
Yo me pregunto… ¿Vos querés que pueda?

Sonia Vichera.

sábado, 5 de abril de 2014

A TRAVÉS






Doblo la página del día,
escribo lo que me dicta
el movimiento de tus pestañas.

OCTAVIO PAZ 

lunes, 31 de marzo de 2014

Pasión


¡Este oleaje denso de la sangre,
marca oscura y terrible!
No amor. Ansia de besar la tierra,
los árboles, el aire.
Acaríciame...
Soy una música callada,
misteriosa y bellísima.
Acaríciame....
El mundo se llenará de sonidos vibrantes,
de un hondo rumor de caracolas.
¡Ah, esta sed! no quiero más
que morirme,
dejar mi cuerpo atrás, destruido, harapiento.
¡No quiero más que morirme!
¿Qué es una mujer desnuda?
Una ola, un bloque de mármol,
un puñado de tierra,
un cráter para mirar el infierno.

Susana March

sábado, 29 de marzo de 2014

Amoreto XL


Qué sombra puede más que tu memoria,
qué distancia te marca, amor, la duda
de mi entrega sin límite que exuda
sólo formas recíprocas de gloria.

Sólo formo la luz de nuestra historia
con la marca asombrada que desnuda
la indudable y gloriosa sed aguda
del amor entregado sin escoria.

Un racimo de luz, amor, espero
encontrar en tus manos y en tu cerco
para arder sin medida entre tu pecho.

Qué cercado calor de cuerpo entero
qué inmensa flor cuando a tu luz me acerco
qué indeleble esperanza en nuestro lecho.

ETHEL KRAUZE

jueves, 27 de marzo de 2014

Amoreto III


Me llevarás al sitio de tu lumbre
donde nace la cresta de la espuma
y la sed inaudible de la bruma
que persigue la cuesta de tu cumbre.

Encenderás mi paso en la techumbre
de la fronda pacífica que esfuma
los colores antiguos y la suma
de ríos sin solaz ni certidumbre.

Y me verás ansiosa y descubierta
como prenda que escoge su montura
en el viento dorado de tu puerta.

Hallarás mi camino con soltura
recorriendo los puentes y la huerta
que te llevan sin fin hacia mi hondura.

ETHEL KRAUZE

martes, 25 de marzo de 2014

Amoreto II


Me llevarás, amor, al alarido
de la yedra que canta en la ventana,
al donaire del silbo y de la grana
me llevarás, amor, que te lo pido.

Recorrerás el verso guarnecido
de cadencias y aromas, caravana,
aprenderás la voz de la campana
que apacienta en su vértice el sonido.

Y encontrarás el ápice del fuego
que recorre en su ruta la cigarra,
volverás a la orilla del sosiego

cuando vibre en tu lecho sin amarra
y mi vena se yerga con el juego
apacible que surge de tu parra.

ETHEL KRAUZE

domingo, 23 de marzo de 2014

El jardín de las delicias


¿Acaso es nada más que una zona de abismos y volcanes en
plena ebullición, predestinada a ciegas para las ceremonias de la
especie en esta inexplicable travesía hacia abajo? ¿O tal vez un
atajo, una emboscada oscura donde el demonio aspira la inocencia
y sella a sangre y fuego su condena en la estirpe del alma?¿ O tan
sólo quizás una región marcada como un cruce de encuentro
y desencuentro entre dos cuerpos sumisos como soles?
No. Ni vivero de la Perpetuación, ni fragua del pecado original,
ni trampa del instinto, por más que un solo viento exasperado
propague a la vez el humo, la combustión y la ceniza. Ni siquiera
un lugar, aunque se precipite el firmamento y haya un cielo que
huye, innumerable, como todo instantáneo paraíso.

A solas, sólo un número insensato, un pliegue en las membranas
de la ausencia, un relámpago sepultado en un jardín.

Pero basta el deseo, el sobresalto del amor, la sirena del
viaje, y entonces es más bien un nudo tenso en torno al haz de
todos los sentidos y sus múltiples ramas ramificadas hasta el
árbol de la primera tentación, hasta el jardín de las delicias y
sus secretas ciencias de extravío que se expanden de pronto
de la cabeza hasta los pies igual que una sonrisa, lo mismo
que una red de ansiosos filamentos arrancados al rayo, la
corriente erizada reptando en busca del exterminio 0 la salida,
escurriéndose adentro, arrastrada por esos sortilegios que son
como tentáculos de mar y arrebatan con vértigo indecible
hasta el fondo del tacto, hasta el centro sin fin que se desfonda
cayendo hacia lo alto, mientras pasa y traspasa esa orgánica
noche interrogante de crestas y de hocicos y bocinas, con
jadeo de bestia fugitiva, con su flanco azuzado por el látigo
del horizonte inalcanzable, con sus ojos abiertos al misterio
de la doble tiniebla, derribando con cada sacudida la nebulosa
maquinaria del planeta, poniendo en suspensión corolas como
labios, esferas como frutos palpitantes, burbujas donde late la
espuma de otro mundo, constelaciones extraídas vivas de su
prado natal, un éxodo de galaxias semejantes a plumas girando
locamente en el gran aluvión, en ese torbellino atronador que
ya se precipita por el embudo de la muerte con todo el universo
en expansión, con todo el universo en contracción para el parto
del cielo, y hace estallar de pronto la redoma y dispersa en la
sangre la creación.

El sexo, sí,
más bien una medida:
la mitad del deseo, que es apenas la mitad del amor.

Olga Orozco

viernes, 21 de marzo de 2014

Cerqué, cercaste


Cerqué, cercaste,
cercamos tu cuerpo, el mío, el tuyo,
como si fueran sólo un solo cuerpo.
Lo cercamos en la noche.

Alzose al alba la voz
del hombre que rezaba.

Tierra ajena y más nuestra, allende, en lo lejano.

Oí la voz.
Bajé sobre tu cuerpo.
Se abrió, almendra.
bajé a lo alto
de ti, subí a lo hondo.

Oí la voz en el nacer
del sol, en el acercamiento
y en la inseparación, en el eje
del día y de la noche,
de ti y de mí.
Quedé, fui tú.
Y tú quedaste
como eres tú, para siempre
encendida.

José Ángel Valente

miércoles, 19 de marzo de 2014

Batallas


En el eco ojival de mis transparencias
me diluyo en tu recuerdo...

Mis húmedos surcos navegables
afloran
en el intermitente canto de tus deseos.

Sumerges pistilos en mis labios abismales,
produciendo estertores capilares
me vuelvo tú cómplice
y convulsiona mi cuerpo en tu lecho.

En tus manos soy mar incontenible,
anhelos horizontales,
hembra previsible ante la presencia,
de innumerables goces.

Humedeces mis secretos escondidos.
Poro a poro se bañan mis fuegos seculares,
tiemblo, grito,
mareas sucesivas y salvajes
repertorio de conjunciones fulminantes.
embates fragorosos, ¡gemidos al unísono!
pulsaciones incontrolables del conjuro procreador multiplicante
.
Descanso sobre tu piel ya sin quejas
despejada de líquidas sorpresas
en el devenir del tiempo,
tranquila, serena, iluminada.

Lina Zerón

lunes, 17 de marzo de 2014

Tu mano


Allí
donde la prisa anega
pongo tu mano
tu mano que es bálsamo y alivio
que es brizna de frescor
y al mismo tiempo
es chispa y es hoguera.
Allí
donde crepita el fuego
donde el agua fecunda
o la nieve inmoviliza
allí pongo tu mano
que es ungüento
para todos mis dolores
y es dolor
y es vacío cuando falta.
Allí en el medio de mi pecho
y en el vientre
sobre mis ojos
y en el peso de mi espalda
allí tengo tu mano.
No la quites.

Odette Alonso

sábado, 15 de marzo de 2014

Desconozco todo ingenio




Desconozco todo ingenio que
formula floridas palabras,
y con firmeza me empeño
a hablar con palabras sencillas.

El deseo es una bocanada de sangre
que me sube a la garganta, y me ahoga
el respiro, el recuerdo del ayer.

Ya nunca nada podrá borrar
el trazo fuerte, inconfundible, con el que,
cada noche, rodeo tu nombre


MONTSERRAT ABELLÓ

jueves, 13 de marzo de 2014

Lección de metafÍsica


Lección de metafísica
Lo que existe parece que no existe
porque tú lo has tocado ser adentro,
porque tú lo has tocado beso adentro
con la nerviosa lengua de la nada.

Me palpas con tus manos infinitas
(no son manos, lo sé, sino estallidos:
el tiempo que no llega nunca a tiempo,
un tiempo adelantado o retrasado
que acaba siendo mar o nebulosa)
y se borra mi cuerpo, y al borrarse
por fin se hace visible: un signo cero
suspendido en el aire entre nosotros.

Me piensas con tu boca y con tu sexo,
esos dos silogismos refutables,
esos dioses borrachos que han perdido
la pizarra o azar donde escribirme.

Y al pensarme me restas, me haces menos,
me deshaces, me viertes al vacío,
me entregas al no ser
y maniatado.

Parece que no existo por tu amor
porque tu amor me funda, es el origen,
ese punto o lugar donde está todo
(también lo que no está: tu ausencia: nada).

Tu cuerpo me hace náufrago, un islote
de repente ignorado por el cosmos,
meteorito tachado de los mapas,
nave sin un planeta al que volver
que fuera giro a giro di-sol-viéndose
en la luz cegadora del olvido.

Tu cuerpo hace que exista lo que existe:
tu cuerpo hace imposible lo que existe.

Lo que existe parece que no existe
porque tú lo has dejado sin besar.

Parece que no existes porque tienes
unos labios carnosos y unos dedos
que dibujan el mundo.

Nada y todo
se abrazan en tus piernas cuando salen
a respirar del fondo de tu mente.

Me piensas con tu nuca y con tu ombligo,
me piensas con tus huesos y tus músculos,
me piensas con las sillas de tu casa,
me piensas con el agua y el jabón,
me piensas con los árboles del bosque,
me piensas con tus heces y tus gritos,
me piensas no pensándome y, pensándome.

Me piensas, no me piensas: es lo mismo.

Por ti me piensa el tiempo y el espacio.

Me piensan las paredes de este cuarto,
me piensan con la cal y con las manchas,
me piensan con la sombra de mi cuerpo.
Y al pensarme me borran, ya no estoy
y ya no queda nadie en este cuarto.

El amor es un cuarto que no existe
donde duerme a resguardo lo que existe.

Y el amor es un cuarto que sí existe
donde duerme a resguardo lo que no.

(Un poema es un plano que refleja
el justo itinerario hasta ese cuarto.)

Me piensas con el ser, con el no ser,
me piensas con los números caídos
del portal de la casa donde vives,
me piensan tus jadeos, tus dos gatos,
el barro de las ruedas de tu coche,

me piensan tus palabras cuando callan
y ya no son palabras sino cuerpo,

me piensas cuando pienso en ti y el aire
se adensa entre nosotros y parece
un huracán inmóvil y desnudo.

más allá de ti
nos piensa lo impensable
(y viene hacia nosotros
a la velocidad
de las arañas muertas
para hilarnos al no).

Busquemos el silencio para amarnos.

Jesús Aguado

martes, 11 de marzo de 2014

No sé cómo decirte


No sé cómo decirte
dónde se meten las cosas
que yo te iba a decir y no digo
no sé cómo decírtelo

Nuria Ruiz de Viñaspre  

domingo, 9 de marzo de 2014

INTERIOR




Ella retira la sábana blanca
y emerge de esa cama espléndida
que aún huele a dos

Con súbita serenidad
enciende un cigarrillo y lo fuma
entre indolente y pensativa
antes de empezar a vestirse

Tuerce un poco su cuello
de canela y de vidrio flexible
y sonríe fugazmente al hombre tendido
como diciéndole: Está bien,
y los dos lo entendemos; se trata
de la alta usura de las cosas

Ella recoge sus prendas del suelo
y se cubre entre lentamente y aprisa
resucitando y escondiéndose
con implacable naturalidad

Cuando pone el sujetador
sobre sus magníficos pechos
él los está mirando
con una placidez crispada,
como naciendo sin destino,
y le sonríe, afectuoso, sin sílabas,
ya desde la impotencia del anciano
que recordará este interior

Mientras él se viste, y enciende
un cigarrillo, y fuma mesurado...
sin que medie una sola palabra
algo en la habitación (¿el olor?
¿el desorden grato? ¿el silencio?)
parece murmurar en calma:No quedan ya en el mundo
dos existencias paralelas

(En otra época, remota,
motivarían candorosas páginas
de un dramaturgo; actores
románticos y esbeltos
pronunciarían grandes mayúsculas,
sobresaltarían, mimarían
la emotividad popular
con su amor devenido en sangre

A principios del siglo XX
harían juntos la Revolución;
clamarían, golpearían
sobre el portalón del futuro
con fósforos en la cara)

Ella,
que ya aprendió a decir te quiero
poquísimo, por carta, o nunca,
le ayuda a abrir la puerta
Hasta la vista –dice,
con la mano en la cerradura
y rozándole la mejilla

Él, ya desde el pasillo,
alarga un brazo y le acaricia el pelo
mientras la puerta empieza, lentamente,
a cerrarse, como una herida

FELIX GRANDE 

miércoles, 5 de marzo de 2014

Distancia justa


En el amor, y en el boxeo
todo es cuestión de distancia
Si te acercas demasiado me excito
me asusto
me obnubilo              digo tonterías
me echo a temblar
pero si estás lejos
sufro entristezco
me desvelo
y escribo poemas.
Cristina Peri Rossi



lunes, 3 de marzo de 2014

EL DESEO ERA UN PUNTO INMÓVIL...


Los cuerpos se quedaban del lado solitario del amor
como si uno a otro se negasen sin negar el deseo
y en esa negación un nudo más fuerte que ellos mismos
indefinidamente los uniera.
¿Qué sabían los ojos y las manos,
qué sabía la piel, qué retenía un cuerpo
de la respiración del otro, quién hacía nacer
aquella lenta luz inmóvil
como única forma del deseo?

José Ángel Valente

sábado, 1 de marzo de 2014

Cuarto solo


Si te atreves a sorprender
la verdad de esta vieja pared;
y sus fisuras, desgarraduras,
formando rostros, esfinges,
manos, clepsidras,
seguramente vendrá
una presencia para tu sed,
probablemente partirá
esta ausencia que te bebe.
Alejandra Pizarnik

jueves, 27 de febrero de 2014

ESTA IMAGEN DE TI


Estabas a mi lado
y más próxima a mí que mis sentidos.
Hablabas desde dentro del amor,
armada de su luz.
Nunca palabras
de amor más puras respirara.
Estaba tu cabeza suavemente
inclinada hacia mí.
Tu largo pelo
y tu alegre cintura.
Hablabas desde el centro del amor,
armada de su luz,
en una tarde gris de cualquier día.

Memoria de tu voz y de tu cuerpo
mi juventud y mis palabras sean
y esta imagen de ti me sobreviva.


José Ángel Valente

martes, 25 de febrero de 2014

Erótico


Tú la avispa y yo la rosa;
tú el mar, yo la escollera;
en la creciente radiosa
tú el Fénix, yo la hoguera.
Tú el Narciso y yo la fuente,
en mis ojos tú brillando;
tú el río y yo el puente;
yo la onda en mí nadando.
Y tú el sol y la sal
y en los labios el caudal
del rumor meciendo el juego.
Yo el pájaro y el cielo
azul cruzando su vuelo,
como el alma atiza el fuego.

Marguerite Yourcenar

domingo, 23 de febrero de 2014

LA MUJER ESTABA DESNUDA...


La mujer estaba desnuda.
Llegó un hombre,
descendió a su sexo.
Desde allí la llamaba
a voces cóncavas,
a empozados lamentos.
Pero ella
no podía bajar
y asomada a los bordes sollozaba.
Después, la voz, más tenue
cada día,
ya se iba perdiendo en remotos vellones.
La mujer sollozaba.
Tendió grandes pañuelos
en las lámparas rotas.
Vino la noche.
Y la mujer abrió de par en par
sus inexhaustas puertas.


José Ángel Valente

viernes, 21 de febrero de 2014

Libro del día



Hojas
que se cierran.

Todo
va demasiado rápido.

En la última página
del sol

tu nombre escrito

Claude Esteban


miércoles, 19 de febrero de 2014

HAY UNA LEVE LUZ...


Hay una leve luz caída
entre las hojas de la tarde.
Dame
tu mano y cruza
de puntillas conmigo
para nunca pisarla,
para no arder tan tenue
en sus dormidas brasas
y consumirte lenta
en el perfil del aire.


José Ángel Valente

lunes, 17 de febrero de 2014

Cuerpo contra cuerpo


Me acostumbro
a ti.

Me duermo. Me
despierto en tus abismos.

Sed
contra sed.

Toda la sal
se ha endurecido. Grito. Aún
excavo.

Entreabro, bajo la tierra,
tus labios


Claude Esteban

sábado, 15 de febrero de 2014

Lo nuestro

Tuyo es el tiempo cuando tu cuerpo pasa
con el temblor del mundo,
el tiempo, no tu cuerpo.
Tu cuerpo estaba aquí, tendido al sol, soñando;
se despertó contigo una mañana
cuando quiso la tierra.

Tuyo es el tacto de las manos, no las manos;
la luz llenándote los ojos, no los ojos;
acaso un árbol, un pájaro que mires,
lo demás es ajeno.
Cuanto la tierra presta aquí se queda,
es de la tierra.

Sólo trajimos el tiempo de estar vivos
entre el relámpago y el viento;
el tiempo en que tu cuerpo gira con el mundo,
el hoy, el grito delante del milagro;
la llama que arde con la vela, no la vela,
la nada de donde todo se suspende
–eso es lo nuestro.




Eugenio Montejo

jueves, 13 de febrero de 2014

Lo fugitivo

Mi recién conocida Loba
no nos pidamos groseras garantías.

Que dure un día un año un mes
es lateral en el amor
que se acabe es su precio
que duela luego es su victoria

Seamos servidores del amor
y jamás sus contables
cierto que viene para irse

como nosotros

como nosotros...


Felix Grande

martes, 11 de febrero de 2014

domingo, 9 de febrero de 2014

Los fuegos encendidos V



Cada mínima o alta pausa
nos acerca
sugiriendo con su lengua prestada
que no pueden las manos ni las bocas
detener este tránsito
hecho de miel y luna hacia el abrazo

Nila López

viernes, 7 de febrero de 2014

Incógnita

¿Qué tan difícil
será jugar
a dos puntas
nadar en dos aguas

beber de dos fuentes?

Mónica Laneri

miércoles, 5 de febrero de 2014

ILUMINACIÓN




Cómo podría aquí cuando la tarde baja
con fina piel de leopardo hacia
tu demorado cuerpo
no ver tu transparencia.
Enciende sobre el aire
mortal que nos rodea
tu luminosa sombra.
En lo recóndito
te das sin terminar de darte y quedo
encendido de ti como respuesta
engendrada de ti desde mi centro.
Quién eres tú, quién soy,
dónde terminan, dime, las fronteras
y en qué extremo
de tu respiración o tu materia
no me respiro dentro de tu aliento.

Que tus manos me hagan para siempre,
que las mías te hagan para siempre
y pueda el tenue
soplo de un dios hacer volar
al pajarillo de arcilla para siempre.


JOSÉ ÁNGEL VALENTE

lunes, 3 de febrero de 2014

El encuentro



Mientras ellos hablaban todo el tiempo de la nueva moral
ella me exploraba con sus ojos.
y cuando me levanté para marcharme
sus dedos fueron como el tejido
de una servilleta japonesa de papel.

Ezra Pound



viernes, 31 de enero de 2014

CANCIÓN DE CUNA PARA UNA MUJER



Duérmete,
sólo duerme y alúmbrame la noche,
que no gire.
(Acaso un leve, dulce
mecerse con lo nuestro.)
En la pared, el guiño
chinesco de una sombra;
en tus manos, la huella
de un regalo invisible.
Así soñamos,
con palabras que engañan pero abrigan,
cantando disparates en voz baja.
Hay un botón de luna en tu boca pequeña,
en tu espalda tendida enterraré un reloj...

Te oigo respirar
y sé que no estoy muerto.


ANDRÉS NEUMAN 

miércoles, 29 de enero de 2014

Gotán


Esa mujer se parecía a la palabra nunca,
desde la nuca le subía un encanto particular,
una especie de olvido donde guardar los ojos,
esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.

Atención atención yo gritaba atención
pero ella invadía como el amor, como la noche,
las últimas señales que hice para el otoño
se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.

Dentro de mí estallaron ruidos secos,
caían a pedazos la furia, la tristeza,
la señora llovía dulcemente
sobre mis huesos parados en la soledad.

Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,
con un cuchillo brusco me maté
voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,
él moverá mi boca por la última vez.



Juan Gelman

lunes, 27 de enero de 2014

Qué fácil este ahora



Después de tanto y cuanto, aquí estamos de nuevo
ahorrando las palabras, sabiéndonos el fondo,
porque el silencio dice de nuestra paz ganada.

Nos tenemos compactos, casi a renglón seguido:
una página escrita con tu nombre y mi nombre,
encuadernada a pulso de sucesos y tiempo.

Qué fácil este ahora, resumen de los días,
y qué nueva tu mano por caricias antiguas
estrenando otra vez la mirada y el beso.

Te me vas y te quedas en aire que respiro,
en ausencia y presencia que nada me entorpece,
como un llevarte dentro aladamente en alto.

Y te me quedas más, como el hilo en la malla
de un pasar que se anuda, de un quedar avanzando,
de un agua inagotable siempre de cara al cielo.

Concha Lagos

sábado, 25 de enero de 2014

LOS EXTRAÑOS QUE CONOCEMOS


Nunca nos conocimos en esta vida
No nos presentaron hasta donde puedo recordar
Pero algo en tus ojos
Tu ímpetu, tu intensidad me dijo
Que nos conocíamos desde hace mucho tiempo.
¿Quién eres, extraño?
¿Por qué te recuerdo
aún hoy que cinco días han pasado?
¿Por qué me sentí tan sola y abandonada
cuando te perdí en la multitud?
Me miraste como si me conocieras
Con el interés de un amigo que no veo años
Con sorpresa y admiración, o
¿Acaso estoy delirando otra vez?
Y sin embargo, ¿cómo puedo sentir tan fuerte
por alguien
a quien nunca conocí
o amé antes?
Debimos habernos conocido,
Debimos habernos tenido alguna vez
en vidas que no podemos recordar.


GammaSi Jee

jueves, 23 de enero de 2014

Cuando


Me encanta cuando,
estando en la cama,
de espaldas,
de pronto, te giras,
me agarras por la espalda,
y con una mano en mi cintura
y otra sujetando mi pecho,
me muerdes en el cuello.
Me encanta cuando,
justo en ese instante,
noto tu aliento,
en mi oreja,
y te creces,
y, cada vez,
me abrazas más fuerte
y yo me giro
y nos besamos.
Me encanta cuando,
por la noche,
nos unimos carnalmente,
como animales salvajes.

Alicia Calero

martes, 21 de enero de 2014

Tu cuerpo


Tu cuerpo se tiende sobre el mío
para que ninguna otra razón exista.

Tu cuerpo consume y rinde sobre mi cuerpo
las manos de artista, la senda de los pájaros.

La noche llega, navego danzando,
riéndome de placer,

abierta al tiempo detenido
bajo el carnaval de tu cuerpo.


Etnairis Rivera

domingo, 19 de enero de 2014

El preferido de la diosa


Pero de todos los pájaros,
de sus nombres y siglos, de sus continentes,
de sus cantos y elementos,
eres tú, el de ahora, el de este instante
irrepetible,
el pájaro en tu cuerpo, en tus ojos,
el pájaro entre tus piernas, en tus pensamientos,
el pájaro de tu boca que despierta sueños y lluvias,
el pájaro aquí donde me encuentro,
el que deseo,
el preferido de la diosa,
la temible seductora que nos enlaza
y nos hace olvidar la muerte,
el preferido.

Etnairis Rivera


viernes, 17 de enero de 2014

Mi sexo títere



Cuando tus pulgares recorren mis pezones
(tus manos cuencas conteniendo)
Cuando tu lengua recorre mis aréolas
buscando leche para su sosiego
Cuando juegas a acosquillarme la piel
con tu índice
hay un chisporroteo de fuegos de artificio
el sonido del mar en una caracola con vello
una tormenta eléctrica destellando en superficie
Es mi sexo títere
al que le jalas de los hilos
reaccionando al impulso de tu magia
Pero ¡ay! ese es sólo el comienzo
la alarma antiaérea en mis ciudades
anunciando que vendrán las explosiones
Luego
femenina suavidad
macho violento
me tomas
como sólo tú lo has hecho
llevando mi corazón como trofeo
mi lencería a tu casa hasta mañana
al tiempo de volver a reencontrarnos
Me tomas
proyectándome hacia el centro
dispersándome a galaxias
tan extremas
que me pierdo y tengo miedo de perderte
La calma llega
es cierto
Acunados
transpiración en nudo
nuestros cuerpos se entregan al descanso
Y debemos parecer tan inocentes
como niños que su madre ha acostado
sudados de vivir sus correrías
No podrían imaginar que entre nosotros
una nueva batalla ha terminado.

Juan Daniel Perrotta

(Escrito bajo el seudónimo María Reyna)

miércoles, 15 de enero de 2014

Vamos a guardar este día...


Vamos a guardar este día
entre las horas, para siempre,
el cuarto a oscuras,
Debussy y la lluvia,
tú a mi lado, descansando de amar.
Tu cabellera en que el humo de mi cigarrillo
flotaba densamente, imantado, como una mano
acariciando.
Tu espalda como una llanura en el silencio
y el declive inmóvil de tu costado
en que trataban de levantarse,
como de un sueño, mis besos.

La atmósfera pesada
de encierro, de amor, de fatiga,
con tu corazón de virgen odiándome y odiándote.
todo ese malestar del sexo ahíto,
esa convalecencia en que nos buscaban los ojos
a través de la sombra para reconciliarnos.
Tu gesto de mujer de piedra,
última máscara en que a pesar de ti te refugiabas,
domesticabas tu soledad.
Los dos, nuevos en el alma, preguntando por qué.
Y más tarde tu mano apretando la mía,
cayéndose tu cabeza blandamente en mi pecho,
y mis dedos diciéndole no sé qué cosas a tu cuello.
Vamos a guardar este día
entre las horas para siempre.

 Jaime Sabines



lunes, 13 de enero de 2014

MAÑANAS ABANDONADAS


Te echo de menos
cuando los pájaros picotean una vieja llaga
…y me entristezco.
Te echo de menos
entre el murmullo de las hojas de otoño
y la suave lluvia.
Te echo de menos
cuando una bandada de mariposas aburridas
huye de mis manos.
Te echo de menos
cuando se despreocupa de mí
la cigüeña del minarete de enfrente
pelando una naranja a su pareja.
Te echo de menos
cuando se juntan las mañanas
abandonadas en mi lecho.
Te echo de menos
cuando las lágrimas se congelan en mis párpados.
Te necesito, brisa cálida, para que hagas llover.
Te echo de menos
cuando la noche cree en las calumnias de la noche
y abandona mi terraza.
Cuando el corazón se convierte en buzón de cartas que nunca llegan.
Te echo de menos
cuando se disuelve el silencio
y, en su soledad, la habitación se pudre.
Te echo de menos…
Cuando la pérdida se convierte
en la eterna canción
de una vida diminuta.


Aïcha Bassry



sábado, 11 de enero de 2014

Llamas húmedas

I

Bésame hondo y agudo, con un amor de viva llama; con sed,
intensa, fuerte.
Bésame en la rasgada noche, mientras tiemblan las aves del
cielo. Cíñeme a la rosa más leve, al silencio total, a la
última estrella.

II

Quiero la trémula sombra de un ave, para oírte en el vuelo
del silencio, y dormir en ti, con el beso de tu honda, en
tu montaña pálida, con un poco de alas.
Nocturno mar, sube silencioso hasta mis senos, déjame
sentir tu paso enlazado de espumas y ser toda tuya, sobre
llamas húmedas.

Yanira Soundy

jueves, 9 de enero de 2014

Mujer


Tu cuerpo
mientras te desnudas
pareciera una guitarra
cubierta de suspiros
palpando en el aire
(herido de tus senos)
inventarios de besos afincados
en la abertura
musical de tu cuello.

Ahora
en esta cama,
en esta nave
victoriosa
en donde nuestros sexos
se entregan
sin reposo y sin vergüenza,
empapados
por la sábana que nos funde
en el sudor
de una sola sangre,
estremecido
por el choque
de nuestras palpitaciones,
es fácil
decirle miserable
a la tristeza
o infame
a la envidia
de quienes nos imaginan.

Esta noche
las estrellas
despiertan en tus manos,
y tus dedos,
velas del deseo,
alumbran
susurros penumbrosos.

Un chisporroteo
de esmeraldas
se desliza
sobre la mediación
de nuestros cuerpos:
son tus ojos
escarbando dulces
la imprevista
derrota del adiós.

 Ariel Montoya


martes, 7 de enero de 2014

Una lágrima



una lágrima

un fragmento de papel

a veces es suficiente

después de las noches de castigos


tú y yo
la tinta de un cielo
en los perfumes del amanecer
donde se juntan nuestras voces
al principio del poema
que entre nuestros labios se despierta


Judith Bernice Advignon


domingo, 5 de enero de 2014

Soy un silencio

Soy un silencio
que se desliza en los contornos
de la madrugada
y se desnuda
en los gemidos de la lluvia.
Soy un verso
cubriéndote los poros,
la certeza de habitarte
en la piel de las sábanas.



Milena Chaves Matamoros

viernes, 3 de enero de 2014

SILENCIO

Hay algo que no puedo decirte
Soy tan silenciosa como un gusano de seda
Hilando una brillante hebra.
Despliego mi amor a los rayos del sol.
Tejo mi amor en el interior de la luz.
Tú eres la impaciente lluvia
Que humedece la seda que hilo.


Nguyen Bao Chan