domingo, 29 de mayo de 2016

Hablo del otoño que soy yo en la esquina de un libro.



Hablo del otoño que soy yo en la esquina de un libro.
inmóvil en mitad de una mesa,
desteñida en la hoja desnuda que respira
en el fondo de un lago.
Hablo de largas tardes saludando a las rosas,
y de sombras que flotan y se pierden
en el polvo seco de todos los días.
Deshago la piel y la voz de los dedos,
inevitablemente para no escribir con las manos,
para no morir huyendo mientras la noche,
ilumina el blanco de las horas y el tiempo,
reposa en su propia muerte.
Vacío las maletas,
las despojo de voces malheridas,
de ti, de mí, de impuros labios,
y vuelvo al centro de la mesa,
a ser otoño en la esquina de un libro.


Concha Nieto



viernes, 27 de mayo de 2016

EN LA SECRETA HORA


En la secreta hora
Cuando arribo y nadie me ve llegar
Y me encuentro con mi ser
Donde el mundo se termina y todo es nada.

En esta hora única te recuerdo.
Cuando ya soy un ala en este inmenso hueco,
Cuando  me encuentro en esta cavidad
 Y sólo me queda el peso de mi alma:
Ahí te veo,
  El único resplandor sobre todo el cielo,
O la única llama sobre la tierra.
Sin cerraduras en mi puerta,
Sin límites sobre mis ojos,
Sin peso en mis pasos, ni llagas en mis manos:
En la secreta hora te recuerdo.

Nunca he sabido
Si un día estuviste conmigo;
Si fuiste algún pájaro o un ángel.
No sé a dónde vas,
Ni hasta cuando durará tu brillo en mis ojos,
Pero te recuerdo.
Estoy contigo aunque no lo sepas,
Revoloteo tu sueño y no lo perturbo.
Mi alma es un ave invisible,
Mi deseo,
         Un ángel transparente.
Algún día contigo,
Nuestras secretas horas serán una
Y trenzaremos nuestro abrazo.
A nuestro beso caerán los espacios desconocidos:
        Serán señal de otros mundos.-



AMANTE ELEDÍN

miércoles, 25 de mayo de 2016

De tiempo a espacio


Naciste desde el fondo de la noche,
del sueño donde el tiempo comienza a ser raíz
y la mirada sólo tibio aire,
cuando aún no era ojo sino apenas un viento suave,
un aroma erigido sin mano que lo toque.

Eras la flor ahogada flotando sobre el cuerpo
en nuestro amanecer hacia la luz;
destrozabas la noche con tus ojos,
hundida en mi desnudo
tal un vivo rumor de brisa que al oído
volcara la virtud de su marea,
y mi aliento en tu savia navegaba,
y tu voz en mi pulso se moría
como sombra de ave agonizante,
transformando mi cuerpo en sueño tuyo,
en vivo espejo abandonado
o silencio que cruza los espacios.