lunes, 31 de marzo de 2014

Pasión


¡Este oleaje denso de la sangre,
marca oscura y terrible!
No amor. Ansia de besar la tierra,
los árboles, el aire.
Acaríciame...
Soy una música callada,
misteriosa y bellísima.
Acaríciame....
El mundo se llenará de sonidos vibrantes,
de un hondo rumor de caracolas.
¡Ah, esta sed! no quiero más
que morirme,
dejar mi cuerpo atrás, destruido, harapiento.
¡No quiero más que morirme!
¿Qué es una mujer desnuda?
Una ola, un bloque de mármol,
un puñado de tierra,
un cráter para mirar el infierno.

Susana March

sábado, 29 de marzo de 2014

Amoreto XL


Qué sombra puede más que tu memoria,
qué distancia te marca, amor, la duda
de mi entrega sin límite que exuda
sólo formas recíprocas de gloria.

Sólo formo la luz de nuestra historia
con la marca asombrada que desnuda
la indudable y gloriosa sed aguda
del amor entregado sin escoria.

Un racimo de luz, amor, espero
encontrar en tus manos y en tu cerco
para arder sin medida entre tu pecho.

Qué cercado calor de cuerpo entero
qué inmensa flor cuando a tu luz me acerco
qué indeleble esperanza en nuestro lecho.

ETHEL KRAUZE

jueves, 27 de marzo de 2014

Amoreto III


Me llevarás al sitio de tu lumbre
donde nace la cresta de la espuma
y la sed inaudible de la bruma
que persigue la cuesta de tu cumbre.

Encenderás mi paso en la techumbre
de la fronda pacífica que esfuma
los colores antiguos y la suma
de ríos sin solaz ni certidumbre.

Y me verás ansiosa y descubierta
como prenda que escoge su montura
en el viento dorado de tu puerta.

Hallarás mi camino con soltura
recorriendo los puentes y la huerta
que te llevan sin fin hacia mi hondura.

ETHEL KRAUZE

martes, 25 de marzo de 2014

Amoreto II


Me llevarás, amor, al alarido
de la yedra que canta en la ventana,
al donaire del silbo y de la grana
me llevarás, amor, que te lo pido.

Recorrerás el verso guarnecido
de cadencias y aromas, caravana,
aprenderás la voz de la campana
que apacienta en su vértice el sonido.

Y encontrarás el ápice del fuego
que recorre en su ruta la cigarra,
volverás a la orilla del sosiego

cuando vibre en tu lecho sin amarra
y mi vena se yerga con el juego
apacible que surge de tu parra.

ETHEL KRAUZE

domingo, 23 de marzo de 2014

El jardín de las delicias


¿Acaso es nada más que una zona de abismos y volcanes en
plena ebullición, predestinada a ciegas para las ceremonias de la
especie en esta inexplicable travesía hacia abajo? ¿O tal vez un
atajo, una emboscada oscura donde el demonio aspira la inocencia
y sella a sangre y fuego su condena en la estirpe del alma?¿ O tan
sólo quizás una región marcada como un cruce de encuentro
y desencuentro entre dos cuerpos sumisos como soles?
No. Ni vivero de la Perpetuación, ni fragua del pecado original,
ni trampa del instinto, por más que un solo viento exasperado
propague a la vez el humo, la combustión y la ceniza. Ni siquiera
un lugar, aunque se precipite el firmamento y haya un cielo que
huye, innumerable, como todo instantáneo paraíso.

A solas, sólo un número insensato, un pliegue en las membranas
de la ausencia, un relámpago sepultado en un jardín.

Pero basta el deseo, el sobresalto del amor, la sirena del
viaje, y entonces es más bien un nudo tenso en torno al haz de
todos los sentidos y sus múltiples ramas ramificadas hasta el
árbol de la primera tentación, hasta el jardín de las delicias y
sus secretas ciencias de extravío que se expanden de pronto
de la cabeza hasta los pies igual que una sonrisa, lo mismo
que una red de ansiosos filamentos arrancados al rayo, la
corriente erizada reptando en busca del exterminio 0 la salida,
escurriéndose adentro, arrastrada por esos sortilegios que son
como tentáculos de mar y arrebatan con vértigo indecible
hasta el fondo del tacto, hasta el centro sin fin que se desfonda
cayendo hacia lo alto, mientras pasa y traspasa esa orgánica
noche interrogante de crestas y de hocicos y bocinas, con
jadeo de bestia fugitiva, con su flanco azuzado por el látigo
del horizonte inalcanzable, con sus ojos abiertos al misterio
de la doble tiniebla, derribando con cada sacudida la nebulosa
maquinaria del planeta, poniendo en suspensión corolas como
labios, esferas como frutos palpitantes, burbujas donde late la
espuma de otro mundo, constelaciones extraídas vivas de su
prado natal, un éxodo de galaxias semejantes a plumas girando
locamente en el gran aluvión, en ese torbellino atronador que
ya se precipita por el embudo de la muerte con todo el universo
en expansión, con todo el universo en contracción para el parto
del cielo, y hace estallar de pronto la redoma y dispersa en la
sangre la creación.

El sexo, sí,
más bien una medida:
la mitad del deseo, que es apenas la mitad del amor.

Olga Orozco

viernes, 21 de marzo de 2014

Cerqué, cercaste


Cerqué, cercaste,
cercamos tu cuerpo, el mío, el tuyo,
como si fueran sólo un solo cuerpo.
Lo cercamos en la noche.

Alzose al alba la voz
del hombre que rezaba.

Tierra ajena y más nuestra, allende, en lo lejano.

Oí la voz.
Bajé sobre tu cuerpo.
Se abrió, almendra.
bajé a lo alto
de ti, subí a lo hondo.

Oí la voz en el nacer
del sol, en el acercamiento
y en la inseparación, en el eje
del día y de la noche,
de ti y de mí.
Quedé, fui tú.
Y tú quedaste
como eres tú, para siempre
encendida.

José Ángel Valente

miércoles, 19 de marzo de 2014

Batallas


En el eco ojival de mis transparencias
me diluyo en tu recuerdo...

Mis húmedos surcos navegables
afloran
en el intermitente canto de tus deseos.

Sumerges pistilos en mis labios abismales,
produciendo estertores capilares
me vuelvo tú cómplice
y convulsiona mi cuerpo en tu lecho.

En tus manos soy mar incontenible,
anhelos horizontales,
hembra previsible ante la presencia,
de innumerables goces.

Humedeces mis secretos escondidos.
Poro a poro se bañan mis fuegos seculares,
tiemblo, grito,
mareas sucesivas y salvajes
repertorio de conjunciones fulminantes.
embates fragorosos, ¡gemidos al unísono!
pulsaciones incontrolables del conjuro procreador multiplicante
.
Descanso sobre tu piel ya sin quejas
despejada de líquidas sorpresas
en el devenir del tiempo,
tranquila, serena, iluminada.

Lina Zerón

lunes, 17 de marzo de 2014

Tu mano


Allí
donde la prisa anega
pongo tu mano
tu mano que es bálsamo y alivio
que es brizna de frescor
y al mismo tiempo
es chispa y es hoguera.
Allí
donde crepita el fuego
donde el agua fecunda
o la nieve inmoviliza
allí pongo tu mano
que es ungüento
para todos mis dolores
y es dolor
y es vacío cuando falta.
Allí en el medio de mi pecho
y en el vientre
sobre mis ojos
y en el peso de mi espalda
allí tengo tu mano.
No la quites.

Odette Alonso

sábado, 15 de marzo de 2014

Desconozco todo ingenio




Desconozco todo ingenio que
formula floridas palabras,
y con firmeza me empeño
a hablar con palabras sencillas.

El deseo es una bocanada de sangre
que me sube a la garganta, y me ahoga
el respiro, el recuerdo del ayer.

Ya nunca nada podrá borrar
el trazo fuerte, inconfundible, con el que,
cada noche, rodeo tu nombre


MONTSERRAT ABELLÓ

jueves, 13 de marzo de 2014

Lección de metafÍsica


Lección de metafísica
Lo que existe parece que no existe
porque tú lo has tocado ser adentro,
porque tú lo has tocado beso adentro
con la nerviosa lengua de la nada.

Me palpas con tus manos infinitas
(no son manos, lo sé, sino estallidos:
el tiempo que no llega nunca a tiempo,
un tiempo adelantado o retrasado
que acaba siendo mar o nebulosa)
y se borra mi cuerpo, y al borrarse
por fin se hace visible: un signo cero
suspendido en el aire entre nosotros.

Me piensas con tu boca y con tu sexo,
esos dos silogismos refutables,
esos dioses borrachos que han perdido
la pizarra o azar donde escribirme.

Y al pensarme me restas, me haces menos,
me deshaces, me viertes al vacío,
me entregas al no ser
y maniatado.

Parece que no existo por tu amor
porque tu amor me funda, es el origen,
ese punto o lugar donde está todo
(también lo que no está: tu ausencia: nada).

Tu cuerpo me hace náufrago, un islote
de repente ignorado por el cosmos,
meteorito tachado de los mapas,
nave sin un planeta al que volver
que fuera giro a giro di-sol-viéndose
en la luz cegadora del olvido.

Tu cuerpo hace que exista lo que existe:
tu cuerpo hace imposible lo que existe.

Lo que existe parece que no existe
porque tú lo has dejado sin besar.

Parece que no existes porque tienes
unos labios carnosos y unos dedos
que dibujan el mundo.

Nada y todo
se abrazan en tus piernas cuando salen
a respirar del fondo de tu mente.

Me piensas con tu nuca y con tu ombligo,
me piensas con tus huesos y tus músculos,
me piensas con las sillas de tu casa,
me piensas con el agua y el jabón,
me piensas con los árboles del bosque,
me piensas con tus heces y tus gritos,
me piensas no pensándome y, pensándome.

Me piensas, no me piensas: es lo mismo.

Por ti me piensa el tiempo y el espacio.

Me piensan las paredes de este cuarto,
me piensan con la cal y con las manchas,
me piensan con la sombra de mi cuerpo.
Y al pensarme me borran, ya no estoy
y ya no queda nadie en este cuarto.

El amor es un cuarto que no existe
donde duerme a resguardo lo que existe.

Y el amor es un cuarto que sí existe
donde duerme a resguardo lo que no.

(Un poema es un plano que refleja
el justo itinerario hasta ese cuarto.)

Me piensas con el ser, con el no ser,
me piensas con los números caídos
del portal de la casa donde vives,
me piensan tus jadeos, tus dos gatos,
el barro de las ruedas de tu coche,

me piensan tus palabras cuando callan
y ya no son palabras sino cuerpo,

me piensas cuando pienso en ti y el aire
se adensa entre nosotros y parece
un huracán inmóvil y desnudo.

más allá de ti
nos piensa lo impensable
(y viene hacia nosotros
a la velocidad
de las arañas muertas
para hilarnos al no).

Busquemos el silencio para amarnos.

Jesús Aguado

martes, 11 de marzo de 2014

No sé cómo decirte


No sé cómo decirte
dónde se meten las cosas
que yo te iba a decir y no digo
no sé cómo decírtelo

Nuria Ruiz de Viñaspre  

domingo, 9 de marzo de 2014

INTERIOR




Ella retira la sábana blanca
y emerge de esa cama espléndida
que aún huele a dos

Con súbita serenidad
enciende un cigarrillo y lo fuma
entre indolente y pensativa
antes de empezar a vestirse

Tuerce un poco su cuello
de canela y de vidrio flexible
y sonríe fugazmente al hombre tendido
como diciéndole: Está bien,
y los dos lo entendemos; se trata
de la alta usura de las cosas

Ella recoge sus prendas del suelo
y se cubre entre lentamente y aprisa
resucitando y escondiéndose
con implacable naturalidad

Cuando pone el sujetador
sobre sus magníficos pechos
él los está mirando
con una placidez crispada,
como naciendo sin destino,
y le sonríe, afectuoso, sin sílabas,
ya desde la impotencia del anciano
que recordará este interior

Mientras él se viste, y enciende
un cigarrillo, y fuma mesurado...
sin que medie una sola palabra
algo en la habitación (¿el olor?
¿el desorden grato? ¿el silencio?)
parece murmurar en calma:No quedan ya en el mundo
dos existencias paralelas

(En otra época, remota,
motivarían candorosas páginas
de un dramaturgo; actores
románticos y esbeltos
pronunciarían grandes mayúsculas,
sobresaltarían, mimarían
la emotividad popular
con su amor devenido en sangre

A principios del siglo XX
harían juntos la Revolución;
clamarían, golpearían
sobre el portalón del futuro
con fósforos en la cara)

Ella,
que ya aprendió a decir te quiero
poquísimo, por carta, o nunca,
le ayuda a abrir la puerta
Hasta la vista –dice,
con la mano en la cerradura
y rozándole la mejilla

Él, ya desde el pasillo,
alarga un brazo y le acaricia el pelo
mientras la puerta empieza, lentamente,
a cerrarse, como una herida

FELIX GRANDE 

miércoles, 5 de marzo de 2014

Distancia justa


En el amor, y en el boxeo
todo es cuestión de distancia
Si te acercas demasiado me excito
me asusto
me obnubilo              digo tonterías
me echo a temblar
pero si estás lejos
sufro entristezco
me desvelo
y escribo poemas.
Cristina Peri Rossi



lunes, 3 de marzo de 2014

EL DESEO ERA UN PUNTO INMÓVIL...


Los cuerpos se quedaban del lado solitario del amor
como si uno a otro se negasen sin negar el deseo
y en esa negación un nudo más fuerte que ellos mismos
indefinidamente los uniera.
¿Qué sabían los ojos y las manos,
qué sabía la piel, qué retenía un cuerpo
de la respiración del otro, quién hacía nacer
aquella lenta luz inmóvil
como única forma del deseo?

José Ángel Valente

sábado, 1 de marzo de 2014

Cuarto solo


Si te atreves a sorprender
la verdad de esta vieja pared;
y sus fisuras, desgarraduras,
formando rostros, esfinges,
manos, clepsidras,
seguramente vendrá
una presencia para tu sed,
probablemente partirá
esta ausencia que te bebe.
Alejandra Pizarnik