martes, 4 de marzo de 2008

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Busco tu piel inconfesable, tu piel ungida por la tristeza de las
serpientes; distingo tus asuntos invisibles, el rastro frío del
corazón.

Hubiera visto tu cinta ensangrentada, tu llanto entre cristales
y no tu llaga amarilla,

pero mi sueño vive debajo de tus párpados.

Antonio Gamoneda