jueves, 26 de marzo de 2009

Y ESCRIBIR TU SILENCIO SOBRE EL AGUA

No sé si es sombra en el cristal, si es sólo
calor que empaña un brillo. Nadie sabe
si es de vuelo este pájaro o de llanto,
nadie le oprime con su mano, nunca
le he sentido latir, y está cayendo
como sombra de lluvia dentro y dulce
del bosque de la sangre, hasta dejarla
casi acuñada y vegetal, tranquila.
No sé. Siempre es así. Tu voz me llega
como el aire de marzo en un espejo,
como el paso que mueve una cortina
detrás de la mirada. Mira, vivo
oscuro y casi andado. No sé cómo
podré llegar, buscándote, hasta el centro
de nuestro corazón, y allí decirte,
madre, que yo he de hacer en tanto viva
que no te quedes huérfana de hijo,
que no te quedes sola, allá en tu cielo,
que no te falte yo como me faltas.

Luis Rosales