viernes, 20 de noviembre de 2009

Mecánica de los cuerpos

Acaricio tus formas
suaves
como dunas
que no hay;
beso tus pezones
enhiestos y rosados
como un amanecer.
Tu cuerpo, emblema
crepitante.
Mi alma tiembla
al puro estado de belleza.
Tus ojos,
reposa en ti el impulso
de una corriente azul.
Desciende a mí
tu voz.
La armonía
conquista los espacios
del tiempo
inasequible.

PEDRO SHIMOSE