Llegaré a ti alguna tarde inesperada,
cuando en los anaqueles levanten su plumaje sorprendido
dormidos pájaros de ensueño.
Apenas en susurro te hablaré
por no romper la magia azul de los silencios.
Con toda la ternura del dolor infinito
te cogeré la cara entre mis dedos trémulos,
te dejaré en los ojos
la lluvia blanca de mi amor
y posaré en tus labios, como lo hiciera el viento,
el temblor de una rosa.
Emilio Ballesteros
EMILIO BALLESTEROS