Es sólo el
comienzo. Más tarde duele,
y se le pone nombre.
A veces le llaman
pasión. Que puede
ocurrir de la manera
más simple:
unas gotas de lluvia
en el cabello.
Acercas la mano, los
dedos
se desatan ardiendo
inesperadamente,
retrocedes por
miedo. Esos cabellos,
sus gotas de agua
son el comienzo,
sólo el comienzo.
Antes
de que acabe tendrás
que coger el fuego
y hacer del invierno
la más ardiente de
las estaciones.
EUGÉNIO DE ANDRADE