jueves, 6 de diciembre de 2007

Sfumato

Tan áspero era el mundo, tan hiriente,
que él lo difuminó para mis ojos.
Tan profundo era el corte que me hacían
las aristas de todo lo real,
que él decidió limarlas.
Tanto daño me hacía el movimiento
de la vida voraz,
que él lo detuvo en un instante.

Un preciado regalo contra el mundo,
contra la realidad, contra la vida,
contra la lucidez
y contra mi tristeza.



Amalia Bautista