Porque son la rama y los frutos los que me acogen,
mientras escribo,
y tu mano acaricia mi seno.
La rama y los frutos cargados,
las semillas tensas y desbordantes;
en el acto del amor
es la palabra la que se resbala entre los muslos
la que alcanza la lucidez del instante preciso
la que va estallando en prismas iluminados:
cada sensación de piel germinada
cada encuentro de sonido en picada:
marejadas van y vienen
de tu abismo a mi abismo.
Mientras escribo
tu mano acaricia mi seno.
Muñiz-Huberman, Angelina