Ven a verme de nuevo
y una vez más asómbrame la casa
contándome tus cosas
hasta que tu piel inunde las sábanas
y tu rizado rubio metalice
este blanco nido de la melancolía.
Ven a verme, pequeña, incluso de improviso.
Asústame el espejo y la cocina,
revuélveme el armario
y coloca de nuevo tus notas encendidas
en todos los rincones de mis venas.
Rafael de Cózar