Yo soy tu indómita gacela,
el trueno que rompe la luz sobre tu pecho.
Yo soy el viento desatado en la montaña
y el fulgor concentrado del fuego del ocote.
Yo caliento tus noches
encendiendo volcanes en mis manos,
mojándote los ojos con el humo de mis cráteres.
Yo he llegado hasta vos vestida de lluvia y de recuerdo,
riendo la risa inmutable de los años.
Yo soy el inexplorado camino,
la claridad que rompe la tiniebla.
Yo pongo estrellas entre tu piel y la mía
y te recorro entero,
sendero tras sendero,
descalzando mi amor,
desnudando mi miedo.
Yo soy un nombre que canta y te enamora
desde el otro lado de la luna,
soy la prolongación de tu sonrisa y tu cuerpo.
Yo soy algo que crece,
algo que ríe y llora.
Yo,
la que te quiere.
"...amo una maravillosa estatua mutilada; un texto no terminado, un fragmento de cielo inscrito en la ventana de la vida". Julio Cortázar
sábado, 27 de junio de 2009
jueves, 25 de junio de 2009
El Amor
Las palabras son barcos
y se pierden así, de boca en boca,
como de niebla en niebla.
Llevan su mercancía por las conversaciones
sin encontrar un puerto,
la noche que les pese igual que un ancla.
Deben acostumbrarse a envejecer
y vivir con paciencia de madera
usada por las olas,
irse descomponiendo, dañarse lentamente,
hasta que a la bodega rutinaria
llegue el mar y las hunda.
Porque la vida entra en las palabras
como el mar en un barco,
cubre de tiempo el nombre de las cosas
y lleva a la raíz de un adjetivo
el cielo de una fecha,
el balcón de una casa,
la luz de una ciudad reflejada en un río.
Por eso, niebla a niebla,
cuando el amor invade las palabras,
golpea sus paredes, marca en ellas
los signos de una historia personal
y deja en el pasado de los vocabularios
sensaciones de frío y de calor,
noches que son la noche,
mares que son el mar,
solitarios paseos con extensión de frase
y trenes detenidos y canciones.
Si el amor, como todo, es cuestión de palabras,
acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma.
Luis García Montero
y se pierden así, de boca en boca,
como de niebla en niebla.
Llevan su mercancía por las conversaciones
sin encontrar un puerto,
la noche que les pese igual que un ancla.
Deben acostumbrarse a envejecer
y vivir con paciencia de madera
usada por las olas,
irse descomponiendo, dañarse lentamente,
hasta que a la bodega rutinaria
llegue el mar y las hunda.
Porque la vida entra en las palabras
como el mar en un barco,
cubre de tiempo el nombre de las cosas
y lleva a la raíz de un adjetivo
el cielo de una fecha,
el balcón de una casa,
la luz de una ciudad reflejada en un río.
Por eso, niebla a niebla,
cuando el amor invade las palabras,
golpea sus paredes, marca en ellas
los signos de una historia personal
y deja en el pasado de los vocabularios
sensaciones de frío y de calor,
noches que son la noche,
mares que son el mar,
solitarios paseos con extensión de frase
y trenes detenidos y canciones.
Si el amor, como todo, es cuestión de palabras,
acercarme a tu cuerpo fue crear un idioma.
Luis García Montero
martes, 23 de junio de 2009
Y Después
Tal vez mañana
se quiebre la tormenta
y se me enrede el silencio entre los ojos;
tal vez de tanto amor
se nos llene la boca
y acabe por romperse.
Estamos juntos, sí,
y es posible que seas tú
quien esté a mi lado.
Escapas por el borde de mis labios,
abandonas el cuerpo que fue tuyo,
pero estoy tan viva
cuando me tocas,
que ni siquiera tengo
una respuesta,
ni la palabra me asiste,
ni me pertenece,
porque la sed se me ha pegado a la garganta
y la saliva es
un océano inmenso
donde las algas flotan.
Las olas me acarician la espalda,
y la sal se me cuela por las uñas,
y te deseo,
y me deseas,
y tu humedad me limpia,
y despierta este grito,
este misterio,
esta forma de verte tras las nubes.
Rodeo tu cintura,
y resbalo,
y nado a ciegas
por ese abismo sin fondo
que me ofreces.
Después de hoy, la noche,
la noche que me lleva
la noche que seduce mis instintos,
y me devora siempre de igual modo,
y me vomita sobre la arena artificial
de alguna playa.
Mira cómo se me agrieta la piel,
cómo se me vuelve jirones la esperanza…
Ana Garrido
se quiebre la tormenta
y se me enrede el silencio entre los ojos;
tal vez de tanto amor
se nos llene la boca
y acabe por romperse.
Estamos juntos, sí,
y es posible que seas tú
quien esté a mi lado.
Escapas por el borde de mis labios,
abandonas el cuerpo que fue tuyo,
pero estoy tan viva
cuando me tocas,
que ni siquiera tengo
una respuesta,
ni la palabra me asiste,
ni me pertenece,
porque la sed se me ha pegado a la garganta
y la saliva es
un océano inmenso
donde las algas flotan.
Las olas me acarician la espalda,
y la sal se me cuela por las uñas,
y te deseo,
y me deseas,
y tu humedad me limpia,
y despierta este grito,
este misterio,
esta forma de verte tras las nubes.
Rodeo tu cintura,
y resbalo,
y nado a ciegas
por ese abismo sin fondo
que me ofreces.
Después de hoy, la noche,
la noche que me lleva
la noche que seduce mis instintos,
y me devora siempre de igual modo,
y me vomita sobre la arena artificial
de alguna playa.
Mira cómo se me agrieta la piel,
cómo se me vuelve jirones la esperanza…
Ana Garrido
domingo, 21 de junio de 2009
TU CUERPO
Sólo yo sigo el movimiento
sensual de tu boca.
Tan sólo para mí
eres la más hermosa de todas.
Solamente yo en toda esta ciudad,
perdido entre la gente, busco tu rostro.
Todas las calles me llevan
sin darme cuenta hacia tus ojos,
todos mis deseos como un río
desembocan en tu cuerpo,
en tu cálido y mediterráneo cuerpo.
Tu cuerpo, que no es distinto a otros cuerpos
y sin embargo... es tan distinto,
tal vez... porque únicamente yo conozco
los secretos que guarda tu cuerpo...
Fértil como la buena tierra,
generoso, como un buen vino,
fresco como el aíre de la sierra
abundante, como el verde en primavera,
tu cuerpo..., claro como la luz del día,
misterioso como la noche oscura,
oloroso como un manzano,
inquietante como el mar revuelto.
¡Cuantas veces he navegado por ese mar,
sin haber naufragado nunca!
Y no lo digo por jactancia.
Conozco tu cuerpo como la palma de mi mano,
como el jardinero los nombres de las plantas,
como el alfarero la arcilla que moldea,
como su antiguo oficio el artesano
y los siete mares el viejo marinero.
Lo conozco por dentro y por fuera,
de norte a sur, me lo sé de memoria,
sendero por sendero, colina por colina,
bosque por bosque, monte por monte,
como una lección de geografía;
lo conozco como el poema que más me gusta,
me lo se de memoria.
Tu cuerpo, milagroso como las manos de un cirujano.
Gian Franco Plagiaro
sensual de tu boca.
Tan sólo para mí
eres la más hermosa de todas.
Solamente yo en toda esta ciudad,
perdido entre la gente, busco tu rostro.
Todas las calles me llevan
sin darme cuenta hacia tus ojos,
todos mis deseos como un río
desembocan en tu cuerpo,
en tu cálido y mediterráneo cuerpo.
Tu cuerpo, que no es distinto a otros cuerpos
y sin embargo... es tan distinto,
tal vez... porque únicamente yo conozco
los secretos que guarda tu cuerpo...
Fértil como la buena tierra,
generoso, como un buen vino,
fresco como el aíre de la sierra
abundante, como el verde en primavera,
tu cuerpo..., claro como la luz del día,
misterioso como la noche oscura,
oloroso como un manzano,
inquietante como el mar revuelto.
¡Cuantas veces he navegado por ese mar,
sin haber naufragado nunca!
Y no lo digo por jactancia.
Conozco tu cuerpo como la palma de mi mano,
como el jardinero los nombres de las plantas,
como el alfarero la arcilla que moldea,
como su antiguo oficio el artesano
y los siete mares el viejo marinero.
Lo conozco por dentro y por fuera,
de norte a sur, me lo sé de memoria,
sendero por sendero, colina por colina,
bosque por bosque, monte por monte,
como una lección de geografía;
lo conozco como el poema que más me gusta,
me lo se de memoria.
Tu cuerpo, milagroso como las manos de un cirujano.
Gian Franco Plagiaro
viernes, 19 de junio de 2009
ACABAR EN TI
Quiero sentir como el desvanecimiento de mi luna
acaricia tu alma,
cómo late mi corazón en tus sienes
y cómo se mezcla nuestra realidad cotidiana
para convertir tus mejores sueños
en furtivas gotas de placer.
Quiero enseñarte el camino del cansancio,
atravesar lentamente tus muros
y derribar la murralla de tu piel
para inmortalizar mis delirios
con tu risa corpórea y suave.
Déjame bañarte de lujuria con mi boca,
hacer una rebelión de amor con tus hormonas,
aspirar el aroma de tu pecho
y demostrarte cuánto te amo con la fatiga de mi cuerpo.”
LINA ZERON
acaricia tu alma,
cómo late mi corazón en tus sienes
y cómo se mezcla nuestra realidad cotidiana
para convertir tus mejores sueños
en furtivas gotas de placer.
Quiero enseñarte el camino del cansancio,
atravesar lentamente tus muros
y derribar la murralla de tu piel
para inmortalizar mis delirios
con tu risa corpórea y suave.
Déjame bañarte de lujuria con mi boca,
hacer una rebelión de amor con tus hormonas,
aspirar el aroma de tu pecho
y demostrarte cuánto te amo con la fatiga de mi cuerpo.”
LINA ZERON
jueves, 18 de junio de 2009
No es que muera de amor…
No es que muera de amor, muero de ti.
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.
Muero de ti y de mí, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.
Morimos en mi cuarto en que estoy sólo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.
Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en el que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
dichosa, penetrada, y cierto, interminable.
Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que nos vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.
Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos obscuros e incesantes.
Me muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte, amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
inconsolable, a gritos,
dentro de mí, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.
Jaime Sabines
Muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia mía de mi piel de ti,
de mi alma de ti y de mi boca
y del insoportable que yo soy sin ti.
Muero de ti y de mí, muero de ambos,
de nosotros, de ese,
desgarrado, partido,
me muero, te muero, lo morimos.
Morimos en mi cuarto en que estoy sólo,
en mi cama en que faltas,
en la calle donde mi brazo va vacío,
en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu mano
y todo yo te sé como yo mismo.
Morimos en el sitio que le he prestado al aire
para que estés fuera de mí,
y en el lugar en el que el aire se acaba
cuando te echo mi piel encima
y nos conocemos en nosotros, separados del mundo,
dichosa, penetrada, y cierto, interminable.
Morimos, lo sabemos, lo ignoran, nos morimos
entre los dos, ahora, separados,
del uno al otro diariamente,
cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos que nos vemos,
en nuestras manos que nos necesitan.
Nos morimos, amor, muero en tu vientre
que no muerdo ni beso,
en tus muslos dulcísimos y vivos,
en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de triángulos obscuros e incesantes.
Me muero de mi cuerpo y de tu cuerpo,
de nuestra muerte, amor, muero, morimos.
En el pozo de amor a todas horas,
inconsolable, a gritos,
dentro de mí, quiero decir, te llamo,
te llaman los que nacen, los que vienen
de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos, amor, y nada hacemos
sino morirnos más, hora tras hora,
y escribirnos y hablarnos y morirnos.
Jaime Sabines
viernes, 12 de junio de 2009
HUELLA
Esta noche visitaré tu sueño
entraré silenciosa
disfrazada de ola o de tormenta
de lluvia o de gaviota
Caminaré tu adentro y arribaré a tu playa
Cuando despiertes
recordarás a aquella
que compartió contigo
tus "Saudades"
María Clara González
entraré silenciosa
disfrazada de ola o de tormenta
de lluvia o de gaviota
Caminaré tu adentro y arribaré a tu playa
Cuando despiertes
recordarás a aquella
que compartió contigo
tus "Saudades"
María Clara González
miércoles, 10 de junio de 2009
NO HAY MAR QUE NO CONTENGA UN CIELO
Siempre me esperas,
palpitante en el blanco
de la página,
invisible,
como si allí no hubiese nadie.
Es inútil.
Yo sé que no estoy sola.
Te busco
en la oscura inquietud
de estas aguas revueltas.
En el falso fulgor
que me ofrecen.
En el provocativo
perfil con que me miran
transparentes
las olas.
Y es que siempre te ocultas
en medio de palabras.
Yo no te invento: estás.
Y por eso penetro,
impaciente,
en el lienzo desnudo del poema,
sin saber hasta dónde
esta noche
me llevarán tus brazos.
Ángeles Mora
palpitante en el blanco
de la página,
invisible,
como si allí no hubiese nadie.
Es inútil.
Yo sé que no estoy sola.
Te busco
en la oscura inquietud
de estas aguas revueltas.
En el falso fulgor
que me ofrecen.
En el provocativo
perfil con que me miran
transparentes
las olas.
Y es que siempre te ocultas
en medio de palabras.
Yo no te invento: estás.
Y por eso penetro,
impaciente,
en el lienzo desnudo del poema,
sin saber hasta dónde
esta noche
me llevarán tus brazos.
Ángeles Mora
lunes, 8 de junio de 2009
Qué será ser tú
Este es el enigma, la atracción sobrecogedora
de conocer, el irresistible afán de echar el ancla
en ti, de poseerte
Qué será la perplejidad de ser tú
Qué, el misterio, la dolencia de ser tú y saber
Qué el estupor de ser tú, verdaderamente tú y
con tus ojos, verme
Qué será percibir que yo te ame
Qué será siendo tú, oírmelo decir
Qué, entonces, sentir lo que sentirías tú.
Ana Rosetti
de conocer, el irresistible afán de echar el ancla
en ti, de poseerte
Qué será la perplejidad de ser tú
Qué, el misterio, la dolencia de ser tú y saber
Qué el estupor de ser tú, verdaderamente tú y
con tus ojos, verme
Qué será percibir que yo te ame
Qué será siendo tú, oírmelo decir
Qué, entonces, sentir lo que sentirías tú.
Ana Rosetti
sábado, 6 de junio de 2009
Dos cuerpos
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche desierto.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.
Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.
Octavio Paz
son a veces dos olas
y la noche es océano.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos piedras
y la noche desierto.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.
Dos cuerpos frente a frente
son a veces navajas
y la noche relámpago.
Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.
Octavio Paz
jueves, 4 de junio de 2009
LLAGAS DE AMOR
Esta luz, este fuego que devora.
Este paisaje gris que me rodea.
Este dolor por una sola idea.
Esta angustia de cielo, mundo y hora.
Este llanto de sangre que decora
lira sin pulso ya, lúbrica tea.
Este peso del mar que me golpea.
Este alacrán que por mi pecho mora.
Son guirnaldas de amor, cama de herido,
donde sin sueño, sueño tu presencia
entre las ruinas de mi pecho hundido.
Y aunque busco la cumbre de prudencia
me da tu corazón valle tendido
con cicuta y pasión de amarga ciencia.
Federico García Lorca
Este paisaje gris que me rodea.
Este dolor por una sola idea.
Esta angustia de cielo, mundo y hora.
Este llanto de sangre que decora
lira sin pulso ya, lúbrica tea.
Este peso del mar que me golpea.
Este alacrán que por mi pecho mora.
Son guirnaldas de amor, cama de herido,
donde sin sueño, sueño tu presencia
entre las ruinas de mi pecho hundido.
Y aunque busco la cumbre de prudencia
me da tu corazón valle tendido
con cicuta y pasión de amarga ciencia.
Federico García Lorca
martes, 2 de junio de 2009
CÓMO NO ME VAS A QUERER
Cómo no me vas a querer
si soy un bombero heroico
que acaba de salvar a un gato
al que se le incendiaban
Seis de sus siete vidas.
Cómo no me vas a querer
si soy el capitán de la nave
que se posa suavemente
en una América del sur
de un planeta lejano.
Cómo no me vas a querer
si acabo de ganar
-por amplio margen-
la Vuelta a Colombia en bicicleta
y el Tour de Francia.
Y definitivamente
cómo no me vas a querer
si soy capaz de soñar todos los sueños,
incluso el más lindo de todos:
soñar que tú me amas.
Jairo Aníbal Niño
si soy un bombero heroico
que acaba de salvar a un gato
al que se le incendiaban
Seis de sus siete vidas.
Cómo no me vas a querer
si soy el capitán de la nave
que se posa suavemente
en una América del sur
de un planeta lejano.
Cómo no me vas a querer
si acabo de ganar
-por amplio margen-
la Vuelta a Colombia en bicicleta
y el Tour de Francia.
Y definitivamente
cómo no me vas a querer
si soy capaz de soñar todos los sueños,
incluso el más lindo de todos:
soñar que tú me amas.
Jairo Aníbal Niño
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