Quando a melancolia enche o sol, o esvazia do
seu brilho, faz baço o amarelo do rebordo, apaga
os fios de fogo que da sua esfera fulgem, pego
nele e ponho-o na travessa do bolo. Com a faca,
corto-o; e ofereço-te
uma fatia de sol, que levas à boca; e ele volta a brilhar,
iluminando-te os lábios, os olhos,
o rosto. Então, beijo-te: e é como se
tocasse o sol; como se a sua chama me queimasse,
sem doer, ou como se a sua luz entrasse por dentro
de mim, quando a sobremesa
chega ao fim.
------------------
Cuando la melancolía llena el sol, lo vacía de
su brillo, hace mate el amarillo de su borde, apaga
los hilos de fuego que de su esfera fulgen, lo cojo
y lo coloco en la bandeja del pastel. Con el cuchillo,
corto; y te ofrezco
una rebanada de sol, que llevas a la boca, y él vuelve a brillar,
iluminándote los labios, los ojos,
el rostro. Entonces, te beso: y es como si
tocase el sol; como si su llama me quemase,
sin doler, o como si su luz entrase por dentro
de mí, cuando la sobremesa
llega a su fin.
NUNO JÚDICE
"...amo una maravillosa estatua mutilada; un texto no terminado, un fragmento de cielo inscrito en la ventana de la vida". Julio Cortázar
martes, 28 de septiembre de 2010
domingo, 26 de septiembre de 2010
LUZ SOBRE LA LUZ
Luz sobre la luz eres tú, amada mía. De día, cubres los jardines y los ríos con el resplandor de tus labios. Y de noche, llenas la tierra y los cielos con el rayo de tus ojos. Tu luz semeja una estrella brillante como una perla. Y como el girasol, me inclino cada día hacia tu luz. Y como una mariposa, me encumbro hacia tu rayo de luz cada noche. Luz sobre la luz eres tú, amada mía. Y tu luz guía mis ojos y mi corazón hacia ti en la salida y la puesta del sol.
Arif Khudairi
Arif Khudairi
jueves, 23 de septiembre de 2010
COSAS QUE NO TENDREMOS
Cosas que no tendremos:
Las mañanas de abril largas de amor y sueño.
Las tardes de noviembre con lluvia interminable.
Las noches del verano tercamente estrelladas.
Todas las madrugadas dulcísimas de otoño.
Cosas que me he perdido:
No sabré del sabor de tu boca dormida.
No acunaré a tus hijos. No beberé tu vino.
No lloraré contigo viendo ningún ocaso.
No me amanecerá tu vientre entre las sábanas.
Tengo todo un tesoro de lagunas y ausencias,
un muestrario completo de páginas en blanco.
Josefa Parra
Las mañanas de abril largas de amor y sueño.
Las tardes de noviembre con lluvia interminable.
Las noches del verano tercamente estrelladas.
Todas las madrugadas dulcísimas de otoño.
Cosas que me he perdido:
No sabré del sabor de tu boca dormida.
No acunaré a tus hijos. No beberé tu vino.
No lloraré contigo viendo ningún ocaso.
No me amanecerá tu vientre entre las sábanas.
Tengo todo un tesoro de lagunas y ausencias,
un muestrario completo de páginas en blanco.
Josefa Parra
martes, 21 de septiembre de 2010
DE LOS SUEÑOS
¿Qué dirías si hoy te invitara a mis sueños?
Tus labios de manzana
sobre la piel golosa de mis ingles
toda la noche -di, ¿qué pensarías?-,
tu saliva frutal levemente aromando
el hambriento contorno de mi vientre...
Qué cosecha tan dulce
(semillas y caricias y extravíos)
para un mundo sin sol.
Dime, ¿no acudirías
si también esta noche te convoco a mis sueños?
Josefa Parra
Tus labios de manzana
sobre la piel golosa de mis ingles
toda la noche -di, ¿qué pensarías?-,
tu saliva frutal levemente aromando
el hambriento contorno de mi vientre...
Qué cosecha tan dulce
(semillas y caricias y extravíos)
para un mundo sin sol.
Dime, ¿no acudirías
si también esta noche te convoco a mis sueños?
Josefa Parra
domingo, 19 de septiembre de 2010
Vejo-te / Te veo
Vejo-te mas não te conheço ainda, quero conhecer-te mas não sei que palavras inventar para te puxar para a minha vida.
Te veo pero aún no te conozco, quiero conocerte pero no sé qué palabras inventar para arrastrarte hacia mi mi vida.
INÊS PEDROSA
Te veo pero aún no te conozco, quiero conocerte pero no sé qué palabras inventar para arrastrarte hacia mi mi vida.
INÊS PEDROSA
jueves, 16 de septiembre de 2010
Tus ojos
Cuando se han agotado los caminos
que la razón podría aconsejarnos
se abren tus ojos, y con ellos todo
vuelve a inundarse de la luz oscura
que da sentido al mundo y a mi vida.
Amalia Bautista
que la razón podría aconsejarnos
se abren tus ojos, y con ellos todo
vuelve a inundarse de la luz oscura
que da sentido al mundo y a mi vida.
Amalia Bautista
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Era verano
Era verano
y estábamos tú y yo
como de paso
Después vino septiembre
y yo me despedía
No sabías
que había otro cielo entre mis brazos
Yo no quise engañarte
sólo que...
No
no me hagas caso
siempre supe que estábamos de paso
Teresa Martín Taffarel
y estábamos tú y yo
como de paso
Después vino septiembre
y yo me despedía
No sabías
que había otro cielo entre mis brazos
Yo no quise engañarte
sólo que...
No
no me hagas caso
siempre supe que estábamos de paso
Teresa Martín Taffarel
lunes, 13 de septiembre de 2010
MALEFICIO
La arena de otra orilla,
la noche de otro cielo,
una silenciosa madrugada
con el mar al fondo
como un sueño.
Otras manos en mis manos.
Otras calles y no éstas.
Mi vida
es una cita a ciegas
a la que nunca llegas tú,
o de la que ya te has ido
para siempre.
ÁNGELES CARBAJAl
la noche de otro cielo,
una silenciosa madrugada
con el mar al fondo
como un sueño.
Otras manos en mis manos.
Otras calles y no éstas.
Mi vida
es una cita a ciegas
a la que nunca llegas tú,
o de la que ya te has ido
para siempre.
ÁNGELES CARBAJAl
viernes, 10 de septiembre de 2010
Amatorio
Desnuda
me miro en el espejo perturbable.
No tengo rostro
mi signo del zodiaco es el desorden.
Sola estoy
cuando podría ser otra vez el lento
obstinado presagio de tus dedos.
Este es sólo el exordio del placer.
Después vendrá la imagen de tu boca
atravesando un claro en la arboleda.
Vendrá la llama tibia como el gato.
Oscura la garganta se tragará tu nombre
oscuro de saliva.
Vendrán la lengua y tus rodillas.
Escucha cómo suena el otoño en las ingles:
gástame el vientre
exacerba mi boca
altera mi silueta
rasga esta tarde hasta la pura muerte
degrada este silencio
denso como una zorra
devasta quiebra
asola mi virtual desatino.
Sólo imaginación.
Sólo un espejo.
La humedad que te grita desde el bosque.
Carmen Villoro
me miro en el espejo perturbable.
No tengo rostro
mi signo del zodiaco es el desorden.
Sola estoy
cuando podría ser otra vez el lento
obstinado presagio de tus dedos.
Este es sólo el exordio del placer.
Después vendrá la imagen de tu boca
atravesando un claro en la arboleda.
Vendrá la llama tibia como el gato.
Oscura la garganta se tragará tu nombre
oscuro de saliva.
Vendrán la lengua y tus rodillas.
Escucha cómo suena el otoño en las ingles:
gástame el vientre
exacerba mi boca
altera mi silueta
rasga esta tarde hasta la pura muerte
degrada este silencio
denso como una zorra
devasta quiebra
asola mi virtual desatino.
Sólo imaginación.
Sólo un espejo.
La humedad que te grita desde el bosque.
Carmen Villoro
miércoles, 8 de septiembre de 2010
SI SUPIERAS CÓMO...
Si supieras cómo, de fuera adentro,
anidaste en mi garganta y en mi sangre,
de qué manera aterrizó en mi vientre,
azul, dulce y sin más tu madrugada.
Si supieras, porque no sabes,
que esta salvación en tres actos
lleva escrito el desenlace de tus manos,
de tus dedos que desatan, desanudan y desnudan
todo el dolor del que soy capaz y del que me han sido.
Cómo decirte que en cada encuentro
me agarras de las muñecas hasta arañarme,
me arrastras y desalojas de esta derrota,
y salgo renacida, vomitando algas y espuma
de este océano que no me quiso y que me naufraga.
Cómo cuento que peleas y me ganas
al desastre de los fondos submarinos,
a la arena de mis ojos y a la apnea,
a la ceguera abisal y al peso de los mares.
Si supieras, porque no sabes,
que me agarro al clavo ardiendo de tu lengua,
que de noche, si no duermo,
me adhiero a tus espaldas y atraviesas
enjambres desbocados y ventiscas
que en sueños dentellean mis talones.
Cómo ordenar el tiempo en estos días,
después de mi silencio y de tus monstruos,
de tu caída libre en mi vacío,
en esta inmensidad que escalas
anclado en los herrajes de mi nombre corto.
De qué sirve que sepas, si no sabes,
que el recodo de tu hombro me redime,
que aunque amanezca huérfana mi cintura
y duela el gesto,
como un error,
tu mano sobre mi nuca corrige el mundo
en un segundo breve,
en un instante.
Si supieras que tus huellas se me imprimen
más hondo que el roce de lo devastado,
que me dolerá mañana más el cuerpo
que la vida,
más que el miedo.
Y no habré de esperar a que me cambies
la orientación de esas ventanas que ya llevan
tanto tiempo dirigidas al poniente.
Cómo decirte, cómo explicarte,
que mis besos te succionan opio dulce
y que insuflas marihuana en mis pulmones.
Que yo,
que tengo el alma atravesada como un chelo,
encuentro entre tus muslos mis acordes
y me inauguras días,
tiempos, horas y estaciones,
y casas donde habita mi refugio.
Cómo decirte, para que sepas,
que tienes un rincón para tu almohada
alojado en lo profundo de mis noches,
que sueño una canción para tus dedos,
y que así sepas, al escucharla,
lo que no digo.
ANA DELGADO
anidaste en mi garganta y en mi sangre,
de qué manera aterrizó en mi vientre,
azul, dulce y sin más tu madrugada.
Si supieras, porque no sabes,
que esta salvación en tres actos
lleva escrito el desenlace de tus manos,
de tus dedos que desatan, desanudan y desnudan
todo el dolor del que soy capaz y del que me han sido.
Cómo decirte que en cada encuentro
me agarras de las muñecas hasta arañarme,
me arrastras y desalojas de esta derrota,
y salgo renacida, vomitando algas y espuma
de este océano que no me quiso y que me naufraga.
Cómo cuento que peleas y me ganas
al desastre de los fondos submarinos,
a la arena de mis ojos y a la apnea,
a la ceguera abisal y al peso de los mares.
Si supieras, porque no sabes,
que me agarro al clavo ardiendo de tu lengua,
que de noche, si no duermo,
me adhiero a tus espaldas y atraviesas
enjambres desbocados y ventiscas
que en sueños dentellean mis talones.
Cómo ordenar el tiempo en estos días,
después de mi silencio y de tus monstruos,
de tu caída libre en mi vacío,
en esta inmensidad que escalas
anclado en los herrajes de mi nombre corto.
De qué sirve que sepas, si no sabes,
que el recodo de tu hombro me redime,
que aunque amanezca huérfana mi cintura
y duela el gesto,
como un error,
tu mano sobre mi nuca corrige el mundo
en un segundo breve,
en un instante.
Si supieras que tus huellas se me imprimen
más hondo que el roce de lo devastado,
que me dolerá mañana más el cuerpo
que la vida,
más que el miedo.
Y no habré de esperar a que me cambies
la orientación de esas ventanas que ya llevan
tanto tiempo dirigidas al poniente.
Cómo decirte, cómo explicarte,
que mis besos te succionan opio dulce
y que insuflas marihuana en mis pulmones.
Que yo,
que tengo el alma atravesada como un chelo,
encuentro entre tus muslos mis acordes
y me inauguras días,
tiempos, horas y estaciones,
y casas donde habita mi refugio.
Cómo decirte, para que sepas,
que tienes un rincón para tu almohada
alojado en lo profundo de mis noches,
que sueño una canción para tus dedos,
y que así sepas, al escucharla,
lo que no digo.
ANA DELGADO
martes, 7 de septiembre de 2010
Bajo amorosa sombra
Cúrame con tus manos,
toca de mí el olvido
que se fue acomodando entre los pliegues.
No venga la tormenta a amordazar mis sueños,
sólo esta lluvia suave, vespertina
despierte en mí los pétalos dormidos.
Desnúdame en silencio,
hoja por hoja
hasta dejar al descubierto el punto
del estremecimiento.
No debe haber estrépitos
que vulneren la calma de mi piel
tendida para ti como un estanque
en donde sólo el toque de tus labios
perturba la quietud.
No quiero los platillos
festejando con notas deslumbrantes
la pasión de los cuerpos,
ni los timbales ebrios
apurando la noche;
sólo la melodía de una flauta
tenue pero sinuosa
que adormezca con ritmo acompasado
estos miedos que vas quitando al paso.
Disuelve con tus dedos
el dolor y sus máculas guardadas
en rincones ocultos;
que se adelgace el tiempo
con tu humedad benigna
hasta llegar al límite de lo que no ha sufrido
magulladura alguna.
Devuélvele la paz a mis palabras
deseosas de ser playas
donde arriben tus barcas sigilosas.
Este amor en penumbra
aluza más que el sol
la gruta en que se había escondido
una parte de mí,
tal vez la más secreta.
Acerca con prudencia
toda tu voz, tus años, tu tibieza
y cuídame despacio
como una flor quebrada
que revive por fin
bajo amorosa sombra.
Carmen Villoro
toca de mí el olvido
que se fue acomodando entre los pliegues.
No venga la tormenta a amordazar mis sueños,
sólo esta lluvia suave, vespertina
despierte en mí los pétalos dormidos.
Desnúdame en silencio,
hoja por hoja
hasta dejar al descubierto el punto
del estremecimiento.
No debe haber estrépitos
que vulneren la calma de mi piel
tendida para ti como un estanque
en donde sólo el toque de tus labios
perturba la quietud.
No quiero los platillos
festejando con notas deslumbrantes
la pasión de los cuerpos,
ni los timbales ebrios
apurando la noche;
sólo la melodía de una flauta
tenue pero sinuosa
que adormezca con ritmo acompasado
estos miedos que vas quitando al paso.
Disuelve con tus dedos
el dolor y sus máculas guardadas
en rincones ocultos;
que se adelgace el tiempo
con tu humedad benigna
hasta llegar al límite de lo que no ha sufrido
magulladura alguna.
Devuélvele la paz a mis palabras
deseosas de ser playas
donde arriben tus barcas sigilosas.
Este amor en penumbra
aluza más que el sol
la gruta en que se había escondido
una parte de mí,
tal vez la más secreta.
Acerca con prudencia
toda tu voz, tus años, tu tibieza
y cuídame despacio
como una flor quebrada
que revive por fin
bajo amorosa sombra.
Carmen Villoro
lunes, 6 de septiembre de 2010
DE LAS COINCIDENCIAS
Quisiera que tengamos
aquella coincidencia del árbol y la hiedra,
del sol y la amapola,
del mar, la ruta y las estrellas.
Porque la vida misma
se nutre del encuentro
de un pájaro y un cielo,
de tu intención de ser
un poco lo que soy.
No sin razón
coinciden las mareas
con tantas otras cosas,
y el río y el misterio
con el adiós y el vuelvo
y el silencio.
SILVIA LONG-OHN
aquella coincidencia del árbol y la hiedra,
del sol y la amapola,
del mar, la ruta y las estrellas.
Porque la vida misma
se nutre del encuentro
de un pájaro y un cielo,
de tu intención de ser
un poco lo que soy.
No sin razón
coinciden las mareas
con tantas otras cosas,
y el río y el misterio
con el adiós y el vuelvo
y el silencio.
SILVIA LONG-OHN
viernes, 3 de septiembre de 2010
POEMA DE AMOR
Esta noite sonhei oferecer-te o anel de Saturno
E quase ia morrendo com o receio de que ele não te coubesse no dedo.
---------------------------------------------
Esta noche soñé que te ofrecía el anillo de Saturno
y casi moría del temor de que no entrase en tu dedo.
JORGE DE SOUSA BRAGA
E quase ia morrendo com o receio de que ele não te coubesse no dedo.
---------------------------------------------
Esta noche soñé que te ofrecía el anillo de Saturno
y casi moría del temor de que no entrase en tu dedo.
JORGE DE SOUSA BRAGA
jueves, 2 de septiembre de 2010
Escribir el instante
Escribir el instante
que no es poco.
Inventarlo, intentarlo
con palabras indóciles.
Acomodar los signos
en desacuerdo con el día.
Saber un poco más
o un poco menos.
Y adivinar que mañana
habrá otro borrador indescifrable.
Teresa Martín Taffarell
que no es poco.
Inventarlo, intentarlo
con palabras indóciles.
Acomodar los signos
en desacuerdo con el día.
Saber un poco más
o un poco menos.
Y adivinar que mañana
habrá otro borrador indescifrable.
Teresa Martín Taffarell
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