Quisiera que tengamos
aquella coincidencia del árbol y la hiedra,
del sol y la amapola,
del mar, la ruta y las estrellas.
Porque la vida misma
se nutre del encuentro
de un pájaro y un cielo,
de tu intención de ser
un poco lo que soy.
No sin razón
coinciden las mareas
con tantas otras cosas,
y el río y el misterio
con el adiós y el vuelvo
y el silencio.
SILVIA LONG-OHN