martes, 24 de septiembre de 2013

Ábrete sexo

Ábrete sexo 
como una flor que accede, 
descorre las aldabas de tu ermita, 
deja escapar 
al nadador transido, 
desiste, no retengas 
sus frágiles cabriolas, 
ábrete con arrojo, 
como un balcón que emerge 
y ostenta sobre el aire sus geranios. 
Desenfunda, 
oh poza de penumbra, tu misterio. 
No detengas su viaje al navegante. 
No importa que su adiós 
te hiera como cierzo, 
como rayo de hielo que en la pelvis 
aloja sus astillas. 
Ábrete sexo, 
hazte cascada, 
olvida tu tristeza. 
Deja partir al niño 
que vive en tu entresueño. 
Abre gallardamente 
tus cálidas compuertas 
a este copo de mieles, 
a este animal que tiembla 
como un jirón de viento, 
a este fruto rugoso 
que va a hundirse en la luz con arrebato, 
a buscar como un ciervo con los ojos cerrados 
los pezones del aire, los dos senos del día.

Ana Istarú