Tiembla el deseo
cuando tu boca
desprende tu respiración
junto a mi cuello.
Tus dedos impacientes,
van resbalando
por la tela de mi piel,
surcando todos los senderos
de las horas.
Un cúmulo de sensaciones
se aloja entre las piernas,
siendo la intimidad cálida
y ardiente para que sucedas
y en nuestro gemido
se despierten los instintos
más primitivos.
Blanca Vicario