Decirte al oído de manera suave,
como voy a tocar tus nalgas frías,
mientras beso tu cuello;
Detallar el acto previo con la punta de
mi lengua,
salar mi boca con tu sudor de trabajo
tierno,
con tu sudor de tacos apurados,
con tu olor de perfume diluido
en ese cuello largo que es puente
entre tu corazón y su oído,
el mismo que humedezco
con el vapor del deseo revelado,
sera el sexo enverbado.
Rubén Bonifaz Nuño