Ya empieza tu
sonrisa,
como el son de la
lluvia en los cristales.
La tarde vibra al
fondo de frescura,
y brota de la tierra
un olor suave,
un olor parecido a
tu sonrisa,
y a mover tu sonrisa
como un sauce
con el aura de
abril; la lluvia roza
vagamente el
paisaje,
y hacia adentro se
pierde tu sonrisa,
y hacia dentro se
borra y se deshace,
y hacia el alma me
lleva,
desde el alma me
trae,
atónito, a tu lado.
Ya tu sonrisa entre
mis labios arde,
y oliendo en ella
estoy a tierra limpia,
y a luz, y a la
frescura de la tarde
donde brilla de
nuevo el sol, y el iris,
movido levemente por
el aire,
es como tu sonrisa
que se acaba
dejando su hermosura
entre los árboles...
Leopoldo Panero