"...amo una maravillosa estatua mutilada; un texto no terminado, un fragmento de cielo inscrito en la ventana de la vida". Julio Cortázar
lunes, 30 de mayo de 2011
AÑADIRTE A MI PIEL
en el centro de mis suspiros,
desgreñar tus ansias en mi ansiosa piel,
y encender piras infinitas
en la avenida de mis piernas
para guiar tu clavel por mi noche.
Desmadejar tus besos con mis besos,
en la flor de mi naranjo adormecer tu sed.
Sentir en mi elástico triángulo
azules bocanadas
y convertirte en amaranto ocaso,
para deleitarme con tu espuma,
para echar anclas,
para perseguir gaviotas,
para morir en ti.
LINA ZERÓN
jueves, 26 de mayo de 2011
No pienses en mañana...
ni me hagas promesas
ni tú serás el mismo
ni yo estaré presente.
Vivamos juntos la cima de este amor
sin engaños
sin miedo
transparentes.
Claribel Alegría
martes, 24 de mayo de 2011
Ausencia
Dejaré que muera en mí el deseo
de amar tus ojos dulces,
porque nada te podré dar sino la pena
de verme eternamente exhausto.
No obstante, tu presencia es algo
como la luz y la vida.
Siento que en mi gesto está tu gesto
y en mi voz tu voz.
No quiero tenerte porque en mi ser
todo estará terminado.
Sólo quiero que surjas en mí
como la fe en los desesperados,
para que yo pueda llevar una gota de rocío
en esta tierra maldita
que se quedó en mi carne
como un estigma del pasado.
Me quedaré... tu te irás,
apoyarás tu rostro en otro rostro,
tus dedos enlazarán otros dedos
y te desplegarás en la madrugada,
pero no sabrás que fui yo quien te logró,
porque yo fui el amigo más íntimo de la noche,
porque apoyé mi rostro en el rostro de la noche
y escuché tus palabras amorosas,
porque mis dedos enlazaron los dedos
en la niebla suspendidos en el espacio
y acerqué a mí la misteriosa esencia
de tu abandono desordenado.
Me quedaré solo como los veleros
en los puertos silenciosos.
Pero te poseeré más que nadie
porque podré irme
y todos los lamentos del mar,
del viento, del cielo, de las aves,
de las estrellas, serán tu voz presente,
tu voz ausente, tu voz sosegada.
Vinicius de Moraes
domingo, 22 de mayo de 2011
Aunque tú no lo sepas
abrazamos la luna
entre tu pecho y el mío
e iniciamos
expediciones nocturnas
de nuestros cuerpos
licenciado en tus lunares
respiré aire puro
en el norte de tu boca
para terminar perdiéndome
al sur de tus caderas
amanecí sobre una almohada
de besos
y tu espalda desnuda
me mostró
la luz de un día
alejado de grises
JORGE MUÑIZ
viernes, 20 de mayo de 2011
DEL AMOR PRESENTE
Descubrir
tu voz de enredadera
anudarse a mis ojos
vueltos hacia la noche
y el rastro de tu boca,
sombra que se detiene en el misterio
de mi cuerpo desnudo.
Descubrir que te amo
después de haberte amado.
Silvia Long-Ohni
miércoles, 18 de mayo de 2011
POEMAS DE MAR Y VIENTO (III)
lunes, 16 de mayo de 2011
Coincidencias (Para la mujer del café de siempre)
exista un momento dentro de todos los momentos
en que estarás leyendo este poema que se escribe.
Tal vez en ese instante estarás en el lugar de siempre
y tus labios perciban el aroma del pasado
con el café que te hable de los días que tuvimos.
En ese momento quizá estarás ahí
con los mismos sabores y el aroma a café por todo el cuerpo
mientras yo te piense tocándote sin tocarte.
Probablemente tu vestido sea el mismo
aquel que tantas veces vistió la silla de mi cuarto
y que hoy ondea por el aire con su paso aprisa.
Tal vez una palabra un pensamiento
algo inexplicable y cotidiano en otro tiempo
estará haciendo resurgir un nuevo abrazo.
Acaso los días cambien su presagio
y coincidamos en el preciso espacio donde empezamos
porque nos marchamos pero no cambiamos del todo.
Tal vez a fin de cuentas
no quedamos tan distantes
porque estamos heridos por la misma flecha.
Rubén Márquez
sábado, 14 de mayo de 2011
Canje
quiero que me relates
tu último optimismo
yo te ofrezco mi última
confianza
aunque sea un trueque
mínimo
debemos cotejarnos
estás sola
estoy solo
por algo somos prójimos
la soledad también
puede ser
una llama.
Mario Benedetti
martes, 10 de mayo de 2011
De la sed
Quitadme incluso el mar;
incluso el apretado cauce de los arroyos,
las acequias ruidosas de insectos, los estanques
donde los peces muerden la soledad del agua;
quitadme la tormenta,
los carriles de lluvia resbalando en el vidrio,
el rocío que preña de gotas los jarales,
la humedad de la noche lastimando los trigos.
Quitadme incluso el mar.
(La única sed que temo es la sed de su boca.)
Josefa Parra
domingo, 8 de mayo de 2011
Olor a amor
su presencia de aroma que subleva
esa selva, ese bosque
que somos.
No te veo.
No llego a tu contacto. Llegan flores
raras, deshechas, invisibles.
Certidumbre de ti en medio de la noche.
Un salvaje rosal es tu olor. Una
paloma es, y su vuelo recorre
hasta mí el aire. Una
profunda cabellera esparcida en el borde
de mi memoria.
Tu enredado aroma
entre mis dedos algo tuyo esconde.
Hasta mí llegas cada día hecha
olor enmarañado de azucenas y áloes.
Trasminas existencias. Te declaras
realidad amorosa que responde
a mi busca. Llamada
que su contestación en mi recoge.
Rastro exhalado, huella
reconocible, evanescente torre
de olorosa verdad. Humano aroma
de mujer junto al hombre.
Amar es una forma de olor. Llegas
fragante. Llego. Nos acoge
la onda que huele a vida enamorada,
a claveles que en dos bocas se rompen.
Carlos Edmundo de Ory
sábado, 7 de mayo de 2011
Equidistancia
no se parezca en nada
a lo pensado.
Y que lo pensado,
si alguna vez fue dicho,
no se parezca en nada
a su música.
Déjame creer que lo pensado
y su música son huecos
que se necesitan,
que se atraen
como dos amantes
sin reproches.
Déjame creer que lo dicho
lo pensado
y su música tienen
cada cual lastres propios,
y que ninguno se colma
en el otro;
acaso en su dispersa
inmensidad,
en su sutil
equidistancia.
Ernesto García López
jueves, 5 de mayo de 2011
Esa flor instantánea
Miedo a perderse ambos,
vivir el uno sin el otro:
miedo a estar alejados
en el viento de la niebla,
en los pasos del día,
en la luz del relámpago,
en cualquier parte. Miedo
que les hace abrazarse,
unirse en este aire
que ahora juntos respiran.
Y se buscan y se buscan
esa flor instantánea
que cuando se consigue
se deshace en un soplo
y hay que ir a encontrar otras
en el jardín umbrío.
Miedo; bendito miedo
que propicia el deseo
la agonía y el rapto,
de los que mueren juntos
y resucitan luego.
José Agustín Goytisolo
martes, 3 de mayo de 2011
Los sonámbulos
Y, cuando duermen, sueñan no con los
ángeles sino con los mortales.
Xavier Villaurrutia
Se despertó al oír un ruido
a sus espaldas, un murmullo
de frondas embozado. Abrió
los ojos y rozó en silencio
sus brazos recogidos entre
la nervadura de la sábana.
Qué sucede, por qué no duermes
-le preguntó mientras el alba
ya era otra forma en los espejos.
Me soñaba contigo -dijo
sin mirarle. Y se dio la vuelta,
cerró los párpados del sueño
para buscar la piel que huía
desde sus yemas, luz adentro.
Jorge Valdés Díaz-Vélez
domingo, 1 de mayo de 2011
Retrato de mujer
Siempre estará la noche, mujer, para mirarte cara a cara,
sola en tu espejo, libre de marido, desnuda
con la exacta y terrible realidad del gran vértigo
que te destruye. Siempre vas a tener tu noche y tu cuchillo,
y el frívolo teléfono para escuchar mi adiós de un solo tajo.
Te juré no escribirte; por eso estoy llamándote en el aire
para decirte nada, como dice el vacío: nada, nada,
sino lo mismo y siempre lo mismo de lo mismo
que nunca me oyes, eso que nunca me entiendes nunca,
aunque las venas te arden de eso que estoy diciendo.
Ponte el vestido rojo que le viene a tu boca y a tu sangre,
y quémame en el último cigarrillo del miedo
al gran amor, y vete descalza por el aire que viniste
con la herida visible de tu belleza. Lástima
de la que llora y llora en la tormenta.
No te me mueras. Voy a pintarte tu rostro en un relámpago
tal como eres: dos ojos para ver lo visible y lo invisible,
una nariz de arcángel y una boca de animal, y una sonrisa
que me perdona, y algo sagrado y sin edad que vuela en tu frente,
mujer, y me estremece, porque tu rostro es rostro del Espíritu.
Vienes y vas, y adoras al mar que te arrebata con su espuma,
y te quedas como inmóvil, oyendo que te llamo en el abismo
de la noche, y me besas lo mismo que una ola.
Enigma fuiste. Enigma serás. No volarás
conmigo. Aquí mujer, te dejo tu figura.
Gonzalo Rojas