Acompañar a un cuerpo dormido,
acariciar
su piel mientras sueñas
en amar esos años prodigiosos
en
íntima vigilia,
rememorar ese cuerpo secreto
de ojos dulces y
causa ciega,
decir amor sobre sus largos cabellos
y recorrer
audaz la línea divisoria,
sin transgredir su paz ni su silencio.
Francisco Gálvez