Lección de metafísica Lo que existe parece que no existe porque tú lo has tocado ser adentro, porque tú lo has tocado beso adentro con la nerviosa lengua de la nada. Me palpas con tus manos infinitas (no son manos, lo sé, sino estallidos: el tiempo que no llega nunca a tiempo, un tiempo adelantado o retrasado que acaba siendo mar o nebulosa) y se borra mi cuerpo, y al borrarse por fin se hace visible: un signo cero suspendido en el aire entre nosotros. Me piensas con tu boca y con tu sexo, esos dos silogismos refutables, esos dioses borrachos que han perdido la pizarra o azar donde escribirme. Y al pensarme me restas, me haces menos, me deshaces, me viertes al vacío, me entregas al no ser y maniatado. Parece que no existo por tu amor porque tu amor me funda, es el origen, ese punto o lugar donde está todo (también lo que no está: tu ausencia: nada). Tu cuerpo me hace náufrago, un islote de repente ignorado por el cosmos, meteorito tachado de los mapas, nave sin un planeta al que volver que fuera giro a giro di-sol-viéndose en la luz cegadora del olvido. Tu cuerpo hace que exista lo que existe: tu cuerpo hace imposible lo que existe. Lo que existe parece que no existe porque tú lo has dejado sin besar. Parece que no existes porque tienes unos labios carnosos y unos dedos que dibujan el mundo. Nada y todo se abrazan en tus piernas cuando salen a respirar del fondo de tu mente. Me piensas con tu nuca y con tu ombligo, me piensas con tus huesos y tus músculos, me piensas con las sillas de tu casa, me piensas con el agua y el jabón, me piensas con los árboles del bosque, me piensas con tus heces y tus gritos, me piensas no pensándome y, pensándome. Me piensas, no me piensas: es lo mismo. Por ti me piensa el tiempo y el espacio. Me piensan las paredes de este cuarto, me piensan con la cal y con las manchas, me piensan con la sombra de mi cuerpo. Y al pensarme me borran, ya no estoy y ya no queda nadie en este cuarto. El amor es un cuarto que no existe donde duerme a resguardo lo que existe. Y el amor es un cuarto que sí existe donde duerme a resguardo lo que no. (Un poema es un plano que refleja el justo itinerario hasta ese cuarto.) Me piensas con el ser, con el no ser, me piensas con los números caídos del portal de la casa donde vives, me piensan tus jadeos, tus dos gatos, el barro de las ruedas de tu coche, me piensan tus palabras cuando callan y ya no son palabras sino cuerpo, me piensas cuando pienso en ti y el aire se adensa entre nosotros y parece un huracán inmóvil y desnudo. más allá de ti nos piensa lo impensable (y viene hacia nosotros a la velocidad de las arañas muertas para hilarnos al no). Busquemos el silencio para amarnos. Jesús Aguado |
"...amo una maravillosa estatua mutilada; un texto no terminado, un fragmento de cielo inscrito en la ventana de la vida". Julio Cortázar