Estás en mí, como
latido ardiente,
en mis redes de
nervios temblorosos,
en mis vetas de
instintos borrascosos,
en los mares de
insomnios de mi frente.
Estás fuera de mí,
como corriente
de voces imprecisas,
de sollozos,
de filos de secretos
tenebrosos.
de roces de caricia
inexistente.
Me cubres y me
encubres, sin dejarme
un espacio de ser
sin tu presencia
un átomo sin linfa
de tu aliento.
Estás en mí,
tocándote al tocarme,
y palpita la llama
de tu esencia
hasta en la entraña
de mi pensamiento.
Elías Nandino