domingo, 7 de abril de 2019

Confesión



Siempre seré tu mujer.
No hay sumisión en esta entrega.

Las caderas que dócilmente se curvan
son mías y no. El roce es lento.
La lengua sedosa
busca tu red de nervios en la oscuridad.

Cada nueva estación
acepto este juego de espejos
en el que tú y yo, es decir,
una parte de tu cuerpo entra en mi cuerpo
y viceversa.
Siempre seré la que espía.
Y se divide para mejor mirarse, hasta encontrar
la oscura fisiología de las cosas,
el animal que sigiloso repta entre mis venas
y que pulsa y se agita
sobre la tibia esfera de tu vientre
encaramado y fijo
sobre la tibia carne de mis pechos.

La que indaga y persigue: ésa soy.
La que atrapa y domina hasta la náusea.
Y luego se tiende
y repite obsesiva
el pálido gesto de la entrega:
las fisuras ardientes / el furor en los ojos
los fluidos y goznes que a ti me atan.

 Mariela Dreyfus