camino aro la tierra
con mi cuerpo
siembro un beso
un rostro
dibujo tu nombre
pertenezco
Feli Salgado
"...amo una maravillosa estatua mutilada; un texto no terminado, un fragmento de cielo inscrito en la ventana de la vida". Julio Cortázar
camino aro la tierra
con mi cuerpo
siembro un beso
un rostro
dibujo tu nombre
pertenezco
Feli Salgado
Ojalá ahora que ya no puedes verme,
sea cuando más guapa me imagines.
Ojalá me imagines.
Ojalá me busques en otras bocas;
que busques y busques y me encuentres en todas.
Ojalá te despiertes sobresaltado y acompañado
y que tristemente te des cuenta de que no soy yo,
que no volveré a ser yo,
que entiendas que no puedes encontrar a tu lado
a quien has empujado al olvido.
Quiero que experimentes el amargor
de una despedida
cuando no se dice adiós,
pero se siente.
Quiero que me eches de menos con resaca;
resaca del alcohol que bebas,
y del que te eches en las heridas para sentirme
de alguna manera.
Ojalá sientas despedirte de mí en todos y cada uno
de los besos que no vas a volver a darme.
Ojalá me alcancen las horas y logre olvidarte,
y asuma que el olvido es una ecuación en la cual
“tiempo” y “espacio” bailan
para que “nosotros” deje de ser el resultado.
Sara Búho
Lo que lees no es una dedicatoria, es un aviso:
No pienso parar hasta que cada palabra que escribas pierda totalmente su sentido.
Pienso reinventar cada uno de los versos y los besos que has ido regalando por ahí durante años.
Voy a colarme entre tus oraciones así como entre tus sábanas.
Voy a dormir en tus horas vivas y en tus horas muertas.
Voy a esconderme en el sabor de cada sorbo de cerveza que saboreen tus labios.
Voy a ser tan parte de ti, que tus poemas van a ser puro narcisismo.
Sara Búho
Es urgente el amor
Es urgente un barco en el mar.
Es urgente destruir ciertas palabras
odio, soledad y crueldad,
algunos lamentos,
muchas espadas.
Es urgente inventar alegría,
multiplicar los besos, los trigales,
es urgente descubrir rosas y ríos
y mañanas claras.
El silencio cae en los hombros,
y la luz impura hasta doler.
Es urgente el amor,
Es urgente permanecer.
Eugénio de Andrade
Hay mujeres
que son estaciones de (d)año,
tormentas
torrenciales en agosto y estufa
en un diciembre lleno de
abandonos.
Hay mujeres
que son pájaros sin alas en un cielo lleno
de
recuerdos,
fieras carnívoras al acecho de las ganas
y de
esa falta de poder ante la tentación
que sólo es deseo
confundido.
Hay mujeres
que son mariposas abstraídas
esperando a que
cierren todas las puertas
para acariciarte
las mañanas a través
de la ventana,
para sacudirte la
mirada en cualquier
dirección ajena a tu rostro.
Hay
mujeres
que son animales en celo
aflorando sobre tu pecho
abatido.
Hay mujeres
de ojos castaños
con alma de
gata.
Hay mujeres
de ojos verdes
con alma de zorra.
Hay mujeres
que son signos de interrogación abierta,
tres
exclamaciones siguiendo
una huida.
Un ladrido de
madrugada.
Hay mujeres
que justifican el silencio.
Hay
mujeres
que excusan la poesía.
Hay mujeres
que son aeropuertos alejados
de los que sólo
salen aviones de mentira,
puertos marítimos
en los que
vuelves a ser tú,
estaciones de tren
donde se cruzan
tantas contradicciones
que encuentras paz.
Hay mujeres
que suenan a herida al tocarlas
y te hacen
desear la muerte antes que ellas.
Hay mujeres
que huelen a
limpio, a cuerpo inerte,
y te hacen desear invadirles el
corazón
y el pecho con la brutalidad de un ejército de
flechas.
Hay mujeres
que desordenan tus huellas cuando
aparecen
y te hacen desear encontrar tu camino
sobre su
columna vertebral.
Hay mujeres
que no se esconden, que
quieren sin escarcha en los ojos,
que saben a sed,
y
esas,
esas te hacen desear quererlas toda la vida.
Hay mujeres
que esperas siempre
porque nunca llegan.
Hay
mujeres
que están en todos los lugares que ocupas
menos en
tus manos.
Hay mujeres
que son primeras y únicas,
que sobrevuelan
el suelo que pisan los demás,
que son azules y ocupan un
sitio
distinto al resto.
Hay mujeres
que crees por encima de todo
y por encima de
todo deshacen tus creencias,
que son tiernas, ciertas y
dulces,
y con su ternura, certeza y dulzura
parten tu
inocencia en dos.
Hay mujeres que abren tus ojos con un soplido de magia
y en
el siguiente truco desaparecen,
como la suerte.
Hay
mujeres
que te enseñan la moneda por las dos caras:
te
besan negándote,
se marchan mientras te nombran,
se quedan
en silencio
y desde otros recuerdos te afirman.
Que sólo
conocen la palabra derrota
en tu boca.
Que sólo conoces la
palabra victoria
en su boca.
Que te aman mientras te
olvidan
y olvidándolas las amas.
Hay mujeres
que quieres y no puedes,
que son tanto que
no son bastante,
que dándote lo que necesitas olvidan lo que
deseas.
Mujeres contra las que no hay razones
que encajan
y
conviertes en huida
para darles un sentido.
Hay mujeres
que son aves de paso,
bodas de un
día,
amores que salvan tu vida en una noche,
postres
eternos en medio de una prisa carnal,
engaños a la rutina,
tu
alma animal rendida al instinto de supervivencia.
Hay mujeres
que aparecen como los aciertos:
a tiempo y
sin esperarlas.
Que se atreven y se quedan y tienen
el pelo
del color de tu almohada,
que se agitan y temes y dan la
vuelta
a tus excusas convirtiéndolas en motivos.
Que te
aman sin evitarlo
y amas sobre todo por supuesto.
Y
estoy
yo.
Que soy una en todas esas mujeres.
Y
estás
tú.
Que eres todas esas mujeres en una.
Elvira Sastre
Para mí nunca nada es suficiente.
Me da igual que me cantes serenatas
o que conquistes ciudades en regiones
bárbaras bajo mi estandarte
o que lleves mi estandarte a Mercurio o a Urano.
Incluso aunque lo clavaras
en el cabecero de tu cama,
seguiría pareciéndome insuficiente.
Y haces bien en no regalarme flores.
Haces bien, porque ni las magnolias
ni los claveles ni los tulipanes,
ni siquiera las rosas negras,
me conmueven lo más mínimo
ni me parecen una honda declaración.
Ni siquiera los chocolates.
Ni siquiera las noches
en que te muestras elocuente.
Gata Cattana
Para Julia
Tu sexo me sabe a naranja
a campo
a miel
Me sabe a volcán que se alza
a leyenda
a raíz que
se prende a su ser
a puño cerrado
a patria
a ti
Tu sexo me sabe a mujer.
Rosamaría Roffiel
Eran tus labios prohibidos
Era mi lengua atrevida
Eran mis senos ansiosos
Eran tus dientes rapaces
Era tu vientre cálido
Era mi mejilla en tu regazo
Eran mis muslos firmes
Eran tus manos suaves
Era tu sexo ardiente
Era mi boca ávida
Era mi grito desesperado
Era tu orgasmo liberado
En diferentes lechos
A miles de kilómetros
Anoche...
nos amamos
Silvia Cuevas-Morales
Dime si molesto,
dijo él al entrar,
porque me marcho
inmediatamente.
No sólo molestas,
contesté, pones patas
arriba toda mi existencia.
Bienvenido.
Eeva Kilpi
Cuando te nombran,
me roban un poquito de tu
nombre;
parece mentira,
que media docena de
letras digan tanto.
Mi locura seria deshacer las murallas con tu
nombre,
iría pintando todas las paredes,
no
quedaría un pozo
sin que yo asomara
para decir tu
nombre,
ni montaña de piedra
donde yo no gritara
enseñándole al eco
tus seis letras
distintas.
Mi locura sería,
enseñar a las aves a
cantarlo,
enseñar a los peces a beberlo,
enseñar a los
hombres que no hay nada,
como volverme loco y repetir tu nombre.
Mi locura sería olvidarme de todo,
de las 22 letras
restantes, de los números,
de los libros leídos, de los versos creados.
Saludar con tu
nombre.
Pedir pan con tu nombre.
- siempre dice lo mismo-
dirían a mi paso, y yo, tan orgullosa, tan feliz, tan campante.
Y me iré al otro mundo con tu nombre en la boca,
a
todas las preguntas responderé tu nombre
- los jueces y los
santos no van a entender nada-
Dios me condenaría a decirlo sin
parar para siempre.
Gloria Fuertes