La noche borra noches en tu rostro,
derrama aceites en tus
secos párpados,
quema en tu frente el pensamiento
y atrás
del pensamiento la memoria.
Entre las sombras que te
anegan
otro rostro amanece.
Y siento que a mi lado
no
eres tú la que duerme,
sino la niña aquella que fuiste
y
que esperaba que durmieras
para volver y conocerme.
Octavio Paz