Hay otra piel dentro de mi piel
que se ajusta a tu tacto como un lago a la luz;
que desliza su memoria, su lenguaje perdido
dentro de tu lengua,
borrándome para hacerme de nuevo.
Justo cuando el cuerpo cree saber
los caminos para conocerse a sí mismo,
esta segunda piel sigue buscando sus respuestas.
En la calle - las sillas de los cafés abandonadas
en las terrazas, los puestos del mercado vaciados
de su viva luz,
aunque el pavimento todavía respire
uvas y melocotones -
como la luz de todo lo que crece
en la tierra recién removida,
cada partícula de mí se ajusta a tu tacto,
el viento envolviéndonos las piernas en mi vestido,
tu camisa deshaciéndose en flores por mis manos.
Anne Michaels