miércoles, 5 de enero de 2011

IV


Todo fue tenerte desnuda,
todo fue contemplar tu desnudez,
para saber que camino con tu sombra.
Que el frío se queda lejos de la flor
de tu epidermis.
Deseo
Me aferro a tus palabras
- como el liquen a la piedra –
esperando la resurrección
que me traiga el invierno de tu boca.
El recuerdo pesa como el canto
de estos emisarios nocturnos que le traen
calma al sudor que conjuga
los cantos de la víspera.
Si el viento pudiera llevarme
hasta tu caracol solitario
cada levante sería un acontecer con tu secreto
donde jugaríamos
como nubes lanzadas a la calma.
Amílcar Colocho