martes, 7 de junio de 2011

Yo te fui desnudando de ti mismo...

Yo te fui desnudando de ti mismo,
de los «tus» superpuestos que la vida
te había ceñido...

Te arranqué la corteza -entera y dura-
que se creía fruta, que tenía
la forma de la fruta.

Y ante el asombro vago de tus ojos
surgiste con tus ojos aún velados
de tinieblas y asombros...

Surgiste de ti mismo; de tu misma
sombra fecunda, intacto y desgarrado
en alma viva...

Dulce María Loynaz