Entre nosotros crece la ropa en las mañanas
se atraviesan mil veces los oficios
nos mueven los deberes
el futuro
las cosas.
Por si no fuera mucho alguien propone la medida
para que no te vayas
—dicen—
es necesario el regateo.
Pero tus manos son mi tiempo
y no quiero jugar a detener la boca y los abrazos.
Te irás más tarde
—dicen—
si encuentro la mesura
pero deseo tu cuerpo y este día
este preciso cielo
la película de hoy
la cama próxima
tu sudor y tu piel ahora en la tarde.
No voy a retener mis frases ni mi aliento
no me quiero tragar ni un poco de silencio
ni uno solo de los consentimientos.
¿Por qué la luz a medias?
¿Para que no te vayas cuando te irás?
Nunca se mete el sol antes de tiempo
y se pone lo mismo en días nublados.
Yo quiero tu cobija hasta que quieras
te doy mientras
mis ansias, mis costumbres,
mis ruidos, mi placer, mi desmesura,
así no sentiré cuando te marches.
Ángeles Mastretta