siempre para más tarde,
siempre un poco más lejos,
como una cena fría
tras el castigo impuesto.
Sólo sé dar razón de aquí,
de este momento,
de tus labios frutales
saliendo del invierno,
de mis manos hambrientas
rebuscando en el fuego,
del sabor de tu espalda
cuando empieza el deshielo.
Gocemos todo aquí,
si puede ser ahora,
lo presente y concreto,
lo seguro y lo cierto,
los placeres del alma
con el cuerpo.
No entiendo tu lenguaje
de promesas al viento.
Sólo quiero saber:
¿te quedarás más tiempo?
Irene Sánchez Carrón