miércoles, 4 de julio de 2012

Déjate

Déjate seducir por sus mordiscos,
siente en tu piel los pétalos de rosa
que saben ser sus labios cuando quiere.
Escucha su llamada y su silencio,
entrégate a sus gestos o a su ausencia
de gestos, y derrítele si puedes,
sin pudor, sin reparos ni vergüenza,
ante su invitación o ante la tuya.
Quema las normas de comportamiento,
despedaza la buena educación,
destroza las costumbres, rehabilita
por una noche al menos la locura.
Y un último detalle imprescindible
para que todo salga en condiciones :
procura que no sea tu marido.

Amalia Bautista