Me llevas hasta donde
tu piel se hace jardín en la sombra.
Tus
párpados son suaves
como lo es la albahaca que crece sobre el
pecho.
Van a parar a ti
las tardes que son luna impacientada,
los
labios que en el pacharán se escancian
decididos a ahogarse
o
a que tú les arrojes
el salvavidas de tu boca
sin el que he
comenzado
la travesía
de reconocerte.
FERMÍN GÓMEZ