Dame la mano, vuelve a la cama
haz de estas sábanas polvo estelar
y con savia y saliva mójalo todo.
Márcame la piel con tu aliento
no abandones, no seas invisible
y devórame hasta el ocaso.
Maldita sea, dame la mano
o nos crecerán muñones
donde debiera anidar ternura.
Javier Lasheras