Me pregunto las más
sencillas cosas,
ese porqué, que
acaso nadie sabe,
costumbre de vivir
sin rumbo fijo.
Me pregunto por ti
desde el umbral
como el que dice al
aire «buenos días»,
y de pronto descubre
que está solo.
Me pregunto palabras
sin respuesta,
tal vez para dejar
en el recuerdo
tu presencia grabada
hora tras hora.
Concha Lagos