Te supe frágil y
desnudo,
tan frágil eras,
tan desnudo
que se quebró tu
sombra al respirar.
Abrí la puerta y
las voces del agua
adoptaron la forma
de tu cuerpo.
Tan leve parecías,
tan al borde
de ti
que la noche
aprendió
el modo de dormirse
sobre el río.
Carilda Oliver