Si tu lengua en
mis pechos desatara
una tormenta
oscura de deseo.
Si pusieras
silencios en mi espalda
y en mi pubis
razones, o tu aliento.
Si no te
acuchillara el horizonte
con ese miedo
antiguo que desprendes.
Si tus audaces
sueños como el bronce
brillaran en mi
risa y en mi frente.
Si me soplara
viento hasta tu cuello.
Si me incendiara
sol hasta tus hombros.
Si me arrastrara
lluvia hasta tu fuerza.
Si me creciera
luna hasta tu pelo.
Si me rizara mar
hasta tus ojos.
Si me llovieras
tú, si me llovieras…
Teresa Gómez