domingo, 20 de enero de 2019

Desde tu nombre



A veces necesitan reposo las palabras,
que las letras ocupen ese sitio redondo que merecen.
Por eso solamente
daba el sol en la plaza de tu nombre.
Solamente por eso
las calles del silencio por la frente,
la lluvia adivinándose en los ojos, la nariz adivina,
ese blando barranco de los labios que saben lo que vendrá mañana.
Solamente por eso
bajo el árbol maduro del pelo anocheciendo
la muralla pequeña de los dientes.
Y la gran avenida del cuerpo que florece
para dar a la mar doble del pecho,
el barco en alta mar de tu cintura
o la pradera grand de tu vientre
y las manos, las manos, las manos pretendidas.
A veces necesitan reposo las palabras
y ya nada mejor que tu cadera,
la cuna primitiva entre tus ingles,
la eternidad bajándose las piernas hasta los pies sinceros,
la tierra detenida.
la tierra que quisiera pisar contigo a medias.
Solamente por eso daba el sol en la plaza de tu nombre.
Solamente por eso
yo me puse a mirar ese gran edificio de tu cuerpo
y quebré los postigos
y no quise subir la escalera de incendios
y asalté las almenas de frente, cara a cara,
y me sobró la sangre
para cruzar las calles de esa ciudad que eres.
A veces necesitan reposo las palabras
que no quiere decir tumbarse en el amor
envuelto en el diario que se quedó vacío.
Esa es la ciudad
donde yo quise entrar durante tanto tiempo.
Javier Egea