sábado, 1 de octubre de 2011

Inventé sobre tu piel el trazo

Desde hace muchos siglos supe
que alguna vez,
el día menos pensado,
habrías de aparecer en mi camino
con tu mirada de gaviota
tu sonrisa devoradora de presagios
y tus labios de franca alevosía.

No dejé que los vientos
doblegaran el espacio,
renegué de los conjuros
y caminé con paso firme
por mágicos senderos,
hasta encontrar
cada una de las partes
de tu universo
aún no revelado.

Inventé sobre tu piel
el trazo
y dibujé perfiles
de tu asombro
hasta que el sol adormeció tu voz
y convirtió en murmullo tus palabras.

¿De qué sueño surgiste?
Sin conocerte aún
cada noche invocaba tu presencia
hasta que el tiempo doblegó fantasmas
y apareciste una mañana
para conquistar la inmensidad oceánica
e iniciar nuevos caminos
juntos.

Roberto Arizmendi