martes, 5 de junio de 2012

Sin título

Para tus deseos
mis pechos fueron las suaves colinas
en el horizonte
y mi boca el pozo del agua.
Para ti,
estuve siempre como un fruto
en el secreto
huerto particular de los sábados
y de las noches robadas
a los días de semana.
Cuando deseaste cubrirme
tu cuerpo fue mi vestido,
fue mi sábana,
fue mi casa.
Para tus deseos de morir
fui la muerte
y para tus deseos de vivir,
fui la vida.

Para tus deseos de música
te regalé una suave queja,
un fuerte grito,
una risa.
Para tus deseos de lluvia
te mojé con mis lágrimas y mis sudores…
apagué tu incendio
entre flujos o salivas,
apagué tus ganas en mis ganas.

Para tus deseos de dormir
como un niño pequeño,
te quedaste durmiendo sobre mi carne
y yo pasé mis manos por tu cabeza
y yo pasé mis manos por tu espalda
y tú te quedaste pequeño,
para siempre,
para tus deseos,
adentro de mi pecho
y adentro de mi historia.

Roxana Beatriz López Serrano