Tú en el alto
balcón de tu silencio,
yo en la barca sin
rumbo de mi daño,
los dos perdidos por
igual camino,
tú esperando mi voz
y yo esperando.
Esclavo tú del
horizonte inútil,
encadenada yo de mi
pasado.
Ni silueta de nave
en tu pupila,
ni brújula y timón
para mis brazos.
En pie en el alto
barandal marino
tú aguardarías mi
llegada en vano.
yo habría de llegar
sobre la espuma
en el amanecer de un
día blanco.
Pero el alto balcón
de tu silencio
olvidó la señal
para mi barco.
Y me perdí en la
niebla de tu encuentro
–como un pájaro
ciego– por los años.
Josefina de la Torre