"...amo una maravillosa estatua mutilada; un texto no terminado, un fragmento de cielo inscrito en la ventana de la vida". Julio Cortázar
martes, 30 de junio de 2020
PROMESAS
Te prometí hacerte feliz,
me prometiste hacerme feliz,
mas deberías saber
que todo el amor del mundo no basta
para hallar los límites del alma,
para abrazar la paz de una arboleda,
para cruzar el fuego que no quema,
para sepultar las alas de Ícaro,
que tanto y tanto pesan,
en el fondo del abismo.
Te prometí hacerte feliz,
mas deberías saber
que cada uno ha de aprender
a hacerse feliz a sí mismo.
Yolanda Gelices
domingo, 28 de junio de 2020
EL MODO DE TOCAR TUS LABIOS
Y si el verso,
si estas sílabas desnudas,
fueran el modo
de entregar el enigma transparente de mi cuerpo
al viento,
para que tú lo recojas
con tu río de fuerza
y tus manos de plata.
Y si es posible,
que entre tímidos paisajes de palabras,
los cuerpos se encadenen dulcemente,
si entre los murmullos de lluvia
esparcidos en estas páginas de agua,
los cuerpos estallan en un halo incandescente,
reunidos en la cima del mar más alejado,
conscientes de que entre sus dedos tiembla
la eterna pureza de un camino inaccesible.
Yolanda Gelices
viernes, 26 de junio de 2020
LENCERÍA NEGRA
Me desvestiré sin prisa
como sé que tu sed desea,
desabrocharé la blusa, borrando los ojales,
hora a hora,
encadenada al impulso
de la corriente azul que traspasa mis dedos.
Deslizaré despacio las sedosas medias,
hasta dejar desnudos
los pies de escamas blancas
que sepan improvisar abrazos
sobre el itinerario íntimo de tus espumas.
Y mi cuerpo
absorto frente a la alegría de tus ojos,
se vestirá con tu piel
haciéndose, por fin, destino de tus manos.
Yolanda Gelices
miércoles, 24 de junio de 2020
VESTIDO ROJO
Esta mañana de sol el amor se desliza por el agua,
se desliza por el aire como una intensa sonrisa.
Aquel hombre ni se imagina
que esta noche
seré sumisa boca,
caderas poderosas,
ardiente piel inconsciente,
bajo el vestido rojo que ahora castamente me recubre.
Y seré otra mujer,
otra mujer sin el más mínimo pudor,
revestida de rojo por dentro,
indefinidamente fascinada en la búsqueda,
en la hondura,
de ese espacio irisado
que es delicia y paraíso.
Yolanda Gelices
lunes, 22 de junio de 2020
Arrebátame, amor, águila esquiva
Arrebátame, amor, águila esquiva,
mátame a desgarrón y a dentellada,
que tengo ya la queja amordazada
y entre tus garras la intención cautiva.
No finjas más, no ocultes la excesiva
hambre de mí que te arde en la mirada.
No gires más la faz desmemoriada
y muerde de una vez la carne viva.
Batir tu vuelo siento impenetrable,
en retirada siempre y al acecho.
Tu sed eterna y ágil desafío.
Pues que eres al olvido invulnerable,
vulnérame ya, amor, deshazme el pecho
y anida en él, demonio y ángel mío.
Antonio Gala
sábado, 20 de junio de 2020
Tú me abandonarás en primavera
ya te has ido..
Tú me abandonarás en primavera,cuando sangre la dicha en los granados
y el secadero, de ojos asombrados,
presienta la cosecha venidera.
Creerá el olivo de la carretera
ya en su rama los frutos verdeados.
Verterá por maizales y sembrados
el milagro su alegre revolera.
Tú me abandonarás. Y tan labriega
clareará la tarde en el ejido,
que pensaré: Es el día lo que llega.
Tú me abandonarás sin hacer ruido,
mientras mi corazón salpica y juega
sin darse cuenta de que ya te has ido..
Antonio Gala
jueves, 18 de junio de 2020
SIERRA DE CÓRDOBA
El olvido no existe. La belleza
se añora sin cesar y se persigue:
memoria y profecía de sí misma.
La belleza es un sino, lo mismo que la muerte.
Teníamos once años,
y la palabra abril significaba
igual para los dos…
Puede el amante
dejar de amar, pero, ay, amará siempre
el tiempo en el que amó:
cuando, al amanecer,
cabía el mundo entero
dentro de una mirada;
cuando rompió a cantar
lo que no se sentía con fuerza de decir.
Antonio Gala
martes, 16 de junio de 2020
Agua me daban a mí.
Agua me daban a mí.
Me la bebí.
No se qué cosa sentí.
A orillas del mar amargo,
por el alba de Abril,
labios de arena y espuma,
agua me daban a mí.
La llama contra la llama,
el clavel sobre el jazmín,
al mediodía de Agosto
me la bebí.
En qué breñal se echaba
la tarde a malmorir.
Cuando se helaron las fuentes
no sé qué cosa sentí.
Antonio Gala
domingo, 14 de junio de 2020
EL DESIERTO DE MI ISLA
Soy una isla.
Todos quieren llegar,
traerse un libro,
algo de comida
y un amor.
Imaginan los árboles,
piensan en el mar que no se vacía,
son capaces de tumbarse sobre
mi arena
y dejarse ser por completo
porque es terriblemente sencillo:
en mí no existen los espejos,
cuido con esmero la contracción del paisaje,
acaricio el pasado y los errores ajenos,
marco el camino y no el tesoro
y me mantengo siempre estática,
sin hacer ruido, sin causar peligro,
esperando el golpe con las palmas abiertas.
Es fácil querer llegar.
Querer quedarse es igual de fácil
que ahogarse en una gota
de agua.
Es así: todos quieren llegar
y, sin embargo,
todos quieren irse
en el momento en el que llegan.
Quizá sea por el olor a polvo que me cubre,
por el viento que va dejando partes de mí
en cada trozo de tierra que piso
y me devuelve incompleta a la orilla,
por el cansancio de mis ojos
que siempre están en otra parte
o, quizá, porque nadie quiere vivir
en un lugar deshabitado.
Nadie quiere estar en una isla desierta
cuando se hace de noche.
Elvira Sastre
sábado, 13 de junio de 2020
ERES
Eres mi mar
en mi arena,
mi sueño
en noches bellas.
Eres horizonte
en mi cielo,
mi gritar
en días de silencio.
Eres vela
en mi barca,
viento
en mi pensamiento.
Eres mi sol
en noches oscuras,
vacías...
de lunas.
Eres deseo
eterno...
como rocío pegado,
a los cristales
de mi alma.
Eres...
sin ser,
soy...
sin tenerte.
Sólo ERES...
Isabel Miralles
viernes, 12 de junio de 2020
YO NO QUIERO SER RECUERDO
Yo no quiero ser recuerdo
Quiero ser tu amor imposible,
Tu dolor no correspondido,
Tu musa más puta,
El nombre que escribas en todas las camas
Que no sean la mía,
Quien maldigas en tus insomnios
Quien ames con esa rabia que solo da el odio.
Yo no quiero
Que me digas que mueres por mí,
Quiero hacerte vivir de amor,
Sobre todo cuando llores,
Que es cuando más viva eres.
Yo no quiero
Que tu mundo se dé la vuelta
Cada vez que yo me marche,
Quiero que darte la espalda
Solo signifique libertad
Para tus instintos más primarios.
Yo no quiero
Quitarte las penas y condenarte,
Quiero ser la única
De la que dependa
Tu tristeza
Porque esa sería
La manera más egoísta y valiente
De cuidar de ti.
Yo no quiero hacerte daño,
Quiero llenar
Tu cuerpo de heridas
Para poder lamerte después,
Y que no te cures
Para que no te escueza.
Yo no quiero
Dejar huella en tu vida,
Quiero ser tu camino,
Quiero que te pierdas,
Que te salgas,
Que te rebeles,
Que vayas a contracorriente,
Que no me elijas,
Pero que siempre regreses a mí para encontrarte.
Yo no quiero prometerte,
Quiero darte
Sin compromisos ni pactos,
Ponerte en la palma de la mano
El deseo que caiga de tu boca
Sin espera,
Ser tu aquí y ahora.
Yo no quiero
Que me eches de menos,
Quiero que me pienses tanto
Que no sepas lo que es tenerme ausente.
Yo no quiero ser tuya
Ni que tú seas mía,
Quiero que pudiendo ser con cualquiera
Nos resulte más fácil ser con nosotras.
Yo no quiero
Quitarte el frío,
Quiero darte motivos para que cuando lo tengas
Pienses en mi cara
Y se te llene el pelo de flores.
Yo no quiero
Viernes por la noche,
Quiero llenarte la semana entera de domingos
Y que pienses que todos los días
Son fiesta
Y están de oferta para ti.
Yo no quiero
Tener que estar a tu lado
Para no faltarte,
Quiero que cuando creas que no tienes nada
Te dejes caer,
Y notes mis manos en tu espalda
Sujetando los precipicios que te acechen,
Y te pongas de pie sobre los míos
Para bailar de puntillas en el cementerio
Y reírnos juntas de la muerte.
Yo no quiero
Que me necesites,
Quiero que cuentes conmigo
Hasta el infinito
Y que el más allá
Una tu casa y la mía.
Yo no quiero
Hacerte feliz,
Quiero darte mis lágrimas
Cuando quieras llorar
Y hacerlo contigo,
Regalarte un espejo
Cuando pidas un motivo para sonreír,
Adelantarme al estallido de tus carcajadas
Cuando la risa invada tu pecho,
Invadirlo yo
Cuando la pena atore tus ojos.
Yo no quiero
Que no me tengas miedo,
Quiero amar a tus monstruos
Para conseguir que ninguno
Lleve mi nombre.
Yo no quiero
Que sueñes conmigo,
Quiero que me soples
Y me cumplas.
Yo no quiero hacerte el amor,
Quiero deshacerte el desamor.
Yo no quiero ser recuerdo,
Mi amor,
Quiero que me mires
Y adivines el futuro.
Elvira Sastre
jueves, 11 de junio de 2020
MI AMOR TAN SÓLO ROZA TUS RAÍCES
Mi amor tan sólo roza tus raices.
Dentro del bosque de los grandes árboles,
yo elegí amar aquel que estaba prohibido
y bajo tu sombra grandiosa
florezco indefinidamente
Hacia lo alto te observo,
hermoso, infinito y creciente
Y no te envuelvo con mis besos,
para no detenerte...
Lucía Muñiz
miércoles, 10 de junio de 2020
ALGUN DÍA…
Algún día encontraré una palabra
que penetre en tu vientre y lo fecunde,
que se pare en tu seno
como una mano abierta y cerrada al mismo tiempo.
Hallaré una palabra
que detenga tu cuerpo y lo dé vuelta,
que contenga tu cuerpo
y abra tus ojos como un dios sin nubes
y te use tu saliva
y te doble las piernas.
Tú tal vez no la escuches
o tal vez no la comprendas.
No será necesario.
Irá por tu interior como una rueda
recorriéndote al fin de punta a punta,
mujer mía y no mía
y no se detendrá ni cuando mueras.
Roberto Juarroz
martes, 9 de junio de 2020
TU CUERPO ES UNA VASIJA DE ÉXTASIS
Tu cuerpo es una vasija de éxtasis
en mis manos de orfebre
yo te recorro vacilante
con el temor a los caminos inciertos
saboreando tus gemidos,
en el silencio, dispersos
mientras tu piel se abre en delicias prohibidas
le doy forma final a tu figura
y en medio de la noche humeda
te enciendes
te quiebras
y estallas
empapado de ternura
Lucía Muñiz
lunes, 8 de junio de 2020
DESORDENADAMENTE
Tus ojos
que están llenos de selvas y son un manifiesto,
desordenadamente
me hacen aventurero
y revolucionario.
LUIS GARCÍA MONTERO
viernes, 5 de junio de 2020
Para entrar en tus sueños
Me gustaría verte dormir,
aunque podría no suceder.
Me gustaría mirarte
durmiendo. Me gustaría dormir
contigo, para entrar
en tus sueños mientras su suave ola oscura
se desliza por mi cabeza,
y para caminar contigo a través de ese resplandeciente
bosque tembloroso de hojas azules y verdes
con su sol diluido y sus tres lunas
hacia la cueva donde debes descender,
hacia el peor de tus miedos,
me gustaría darte la rama
de plata, la pequeña flor blanca, la única
palabra que va a protegerte
de la aflicción en el centro
de tus sueños, de la aflicción
en el centro. Me gustaría seguirte
otra vez por las largas
escaleras y convertirme
en el bote que te lleve remando con cuidado
de vuelta, una llama
en dos manos ahuecadas
hasta donde tu cuerpo descansa
junto al mío, y entras
en él tan fácilmente como en un respiro,
me gustaría ser el aire
que te habita solo por
un momento. Me gustaría pasar así de inadvertida
y ser así de necesaria.
aunque podría no suceder.
Me gustaría mirarte
durmiendo. Me gustaría dormir
contigo, para entrar
en tus sueños mientras su suave ola oscura
se desliza por mi cabeza,
y para caminar contigo a través de ese resplandeciente
bosque tembloroso de hojas azules y verdes
con su sol diluido y sus tres lunas
hacia la cueva donde debes descender,
hacia el peor de tus miedos,
me gustaría darte la rama
de plata, la pequeña flor blanca, la única
palabra que va a protegerte
de la aflicción en el centro
de tus sueños, de la aflicción
en el centro. Me gustaría seguirte
otra vez por las largas
escaleras y convertirme
en el bote que te lleve remando con cuidado
de vuelta, una llama
en dos manos ahuecadas
hasta donde tu cuerpo descansa
junto al mío, y entras
en él tan fácilmente como en un respiro,
me gustaría ser el aire
que te habita solo por
un momento. Me gustaría pasar así de inadvertida
y ser así de necesaria.
Margaret Atwood
miércoles, 3 de junio de 2020
MUSA
Era más hermosa que el sol
y yo aún no tenía 16 años.
24 han pasado
y sigue a mi lado.
A veces la veo caminar
sobre las montañas: es el ángel guardián
de nuestras plegarias.
Es el sueño que regresa
con la promesa y el silbido.
El silbido que nos llama
y que nos pierde.
En sus ojos veo los rostros
de todos mis amores perdidos.
Ah, Musa, protégeme,
le digo, en los días terribles
de la aventura incesante.
Nunca te separes de mí.
Cuida mis pasos y los pasos
de mi hijo Lautaro.
Déjame sentir la punta de tus dedos
otra vez sobre mi espalda,
empujándome, cuando todo esté oscuro,
cuando todo esté perdido.
Déjame oír nuevamente el silbido.
Soy tu fiel amante
aunque a veces el sueño
me separe de ti.
También tú eres la reina de los sueños.
Mi amistad la tienes cada día
y algún día
tu amistad me recogerá
del erial del olvido.
Pues aunque tú vengas
cuando yo vayaMUSA
en el fondo somos amigos
inseparables.
Musa, a donde quiera
que yo vaya
tú vas.
Te vi en los hospitales
y en la fila
de los presos políticos.
Te vi en los ojos terribles
de Edna Lieberman
y en los callejones
de los pistoleros.
¡Y siempre me protegiste!
En la derrota y en la rayadura.
En las relaciones enfermizas
y en la crueldad,
siempre estuviste conmigo.
Y aunque pasen los años
y el Roberto Bolaño de la Alameda
y la Librería de Cristal
se transforme,
se paralice,
se haga más tonto y más viejo
tú permanecerás igual de hermosa.
Más que el sol
y que las estrellas.
Musa, a donde quiera
que tú vayas
yo voy.
Sigo tu estela radiante
a través de la larga noche.
Sin importarme los años
o la enfermedad.
Sin importarme el dolor
o el esfuerzo que he de hacer
para seguirte.
Porque contigo puedo atravesar
los grandes espacios desolados
y siempre encontraré la puerta
que me devuelva
a la Quimera,
porque tú estás conmigo,
Musa,
más hermosa que el sol
y más hermosa
que las estrellas.
Roberto Bolaño
lunes, 1 de junio de 2020
Aún
Qué misterioso era que ambos, en la
distancia
casi impensable que nos desunía,
lográramos oírnos y que habláramos
idéntico lenguaje: el que pronto
aprendimos
—bastaron la intuición y unas
miradas—
en las contadas veces que la suerte
nos dio para sabernos y estar juntos.
Llegaban tus palabras hasta mí
titubeantes y con decisión,
entre fervores y melancolías.
Atravesaban días y noches, cielos,
mares,
y al final enhebraban en un mágico
hilo
soledades y asombros de uno y otro.
Imprevisiblemente me mostraban
tu mundo remotísimo, tus quehaceres,
tu forma
peculiar de evocarme y pronunciarme,
tu intimidad que entonces pude sentir
tan mía.
Sí, no ignoro que todo acaso no fue
más
que un sueño que soñamos a un tiempo,
pero se hizo
muy intensa la vida.
Y aun ahora
no consigo avenirme a dar por bueno
que aquello sucediera y terminara.
Porque no eres recuerdo: todavía
alienta en mi vivir —no en la
memoria—
esa fragilidad tan verdadera
que el aire leve mece, pero no quiebra
el viento.
Y es tu imagen un claro presente
sucesivo
brotando a cada instante, que me causa
emoción, alegría y gratitud.
Y dolor. Y dulzura.
Eloy Sánchez Rosillo
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